lunes, 29 de agosto de 2016

SE JODIÓ TODO TANTO



se jodió
todo tanto

en lo mejor
de la fiesta

tantos
pequeños milagros

la rosa la perla
el misterio la fe

se torció
todo tanto

lo que pudo 
haber sido 
y no fue

que aún
graznan

por ello

mis cuervos


Vicente Muñoz Álvarez

LA LUZ CAÍDA




domingo, 28 de agosto de 2016

MARES TENEBROSOS



los mares, puertos y tornados que quedan atrás, como si hubiera navegado ya mil años, y las algas, caracolas y sargazos que llevo incrustados, como fuego de San Telmo, en mi corazón, remolinos y galernas, tormentas y huracanes, faros que se encienden y apagan en la niebla, y tantos, tantos naufragios... todo eso pegado a mi embarcación, costra pura de mí, y las olas estallando estrepitosamente contra mis mástiles, en mi proa y mi popa, la vida como un vasto y tenebroso océano y la sangre, al ritmo de las mareas, yendo y viniendo, viniendo y yendo...


Vicente Muñoz Álvarez

ULTRAMARINE



una tarde luminosa
hace mucho tiempo ya

el Barrio alto
en Lisboa

la mujer
que más he amado
en la tierra

un paseo lisérgico
por sus calles

y milagrosamente
en un escaparate

una botella de mezcal
Ultramarine

el del Cónsul
en Bajo el volcán

fue un perfecto
fin de fiesta

y aún hoy

tantos años después

lo sigue siendo


Vicente Muñoz Álvarez

CROMOSOMA 3


Resultado de imagen de cromosoma 3 pelicula

Una de las películas más desasosegantes de David Cronenberg (y hablando de este director, no es decir poco), Cromosoma 3 (The brood, 1979) es un descenso sin paracaídas al infierno que llevamos por dentro, y una forma diferente y espeluznante de entender el cine de horror.

Con las fantásticas interpretaciones de Oliver Reed y Samantha Eggar, que bordan sus respectivos papeles, un ritmo que va in crescendo y un guión (del propio Cronenberg) delirante y aterrador, Cromosoma 3 nos sumerge de lleno en ese universo de la nueva carne y el terror genético tan querido por el director, que ya en sus dos primeras películas, Vinieron de dentro de... y Rabia, había comenzado a perfilar y llevaría hasta las últimas consecuencias en las siguientes, Videodrome, Inseparables, La moscaeXistenZ, etc.

El enemigo somos nosotros y el horror está dentro, en nuestro cuerpo y en nuestras cabezas, es lo que Cronenberg nos viene a decir en este y los demás largometrajes citados, y la manera que tuvo de plasmarlo sigue aún hoy helándonos la sangre en las venas.

El último fragmento y desenlace del filme, para quitarse el sombrero, Cine de Terror con mayúsculas.

Vicente Muñoz Álvarez

Trailer in You Tube:


viernes, 26 de agosto de 2016

CANCIONES DE LA GRAN DERIVA según SALUSTIANO MARTÍN



CANCIONES DE LA GRAN DERIVA. 
ESPERANDO TIEMPOS MEJORES

Vicente Muñoz Álvarez, Canciones de la gran deriva. Ateneo Obrero de Gijón, 1999. Reedición ampliada, Origami, 2012.

Poco a poco, en los últimos años, van apareciendo libros de poemas que se toman en serio a sí mismos como instrumentos de desentrañamiento social y existencial; que no sólo levantan acta de las ficciones que el yo poético ejecuta acerca de su modo de estar en el mundo, sino que avizoran, más allá de la superficie de las quejas o las pretensiones inútiles, el nervio atormentado de una sociedad de átomos insolidarios que no encuentran ninguna salida al ciego sinsentido de sus vidas: la desolada cartografía del desastre inducido de una generación. Algunas generaciones se destruyen desde su propia médula (la del 68, por ejemplo); ésta es el resultado perverso de una miserable provocación ajena, de un desatino propiciado desde las instituciones del poder político y económico. Hace un año hablaba de Antonio Orihuela y su Edad de hierro, ahora otro compañero de generación viene a modular, con su propia voz, una variación sobre los mismos desajustes destructores. En efecto, Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966), en su primer libro, Canciones de la gran deriva, publicado también en la colección Zigurat (que dirige otro poeta "de la cuerda", David González), viene a desnudar el tinglado de la farsa social y política de sus posmodernas luces mentirosas.

La explicación del desaliento corrosivo que lastra a estos hijos del capitalismo neoliberal a la española, y el necesario desenmascaramiento de los maquinadores que provocan ese desánimo, son aquí, es cierto, menos nítidamente políticos que en los poemas de Orihuela, pero la amarga lucidez irónica que atraviesa su discurso poético alcanza a indicar la sucia trama de la red en que han sido atrapados y afirma su rechazo visceral de cualquier suerte de acomodo cómplice. Distinguen también a Muñoz Álvarez, como a Orihuela, un uso transgresor del léxico poético, una economía formal que redunda en claridad ética pero no en simplificación moral, y una escenografía sórdida, no autoindulgente, de la situación anímica del yo poético.

La cita de Malcolm Lowry que encabeza el libro anuncia por dónde van a discurrir sus senderos: Muñoz Álvarez va a mostrar un territorio que no ha sido explorado, una tierra oculta a la mirada perceptiva de los seres humanos (que, sin embargo, habitan en ella): "el nombre de esta tierra es infierno". ¿A quién dirige los poemas que van a informar de esa desolación clandestina? Aquí se abre el libro a una rica pretensión contradictoria. Por un lado, el poeta dedica su reflexión narrativa "a los que esperan", a los que (como a él le sucede) se encuentran a la espera de tiempos mejores, a los que viven a costa de sus padres y sienten con dolor ese peso perverso. Por otro lado, el libro trata de enseñar los caminos del infierno a quienes están en él, pero no lo conocen, porque han sido cegados por las palabras con que el poder inocula el brillo falso de la escena en que (sobre)viven. Mientras habla de sí mismo para salvarse del agobio de la desesperanza, y se promete una futura salvación para andar por casa, el poeta traza la crónica ácida (y acaso tierna) de su generación y enuncia la base podrida sobre la que se alzan las ganancias pervertidas de la explotación económica.

El primer poema identifica el nervio narrativo (existencial y político) que recorre el libro: "Crónicas de fin de siglo": un panorama de devastación física y anímica, de niños que envejecen "con la resignación de los vencidos", de desesperados que caen aplastados bajo las ruedas criminales del sistema, de seres humanos que no saben qué va a ser de ellos al cabo de este presente feroz en que están naufragando: "se trataba [...] de esperar". Se trata de aguardar a que algo suceda. Los poemas recorren direcciones disímiles en busca de respuestas: hacia adentro del propio corazón se inquiere en el ensimismamiento una respuesta al dolor; hacia afuera se constata la inutilidad de todos los pasos y la necesidad, a pesar de todo, de seguir un camino propio con los ojos abiertos de la lucha y la resistencia. La "aplastante sinrazón del tiempo" es una muestra de que hay que hacer algo para salir de la trampa: por ejemplo, combatir contra los tramposos que la han fabricado y se aprovechan de su mortífera productividad económica. Hacia el final de la ruta, la crónica empieza a hacerse cargo de ciertas cadencias luminosas que pueden ayudar a vivir: a pesar de las derrotas, el yo poético acaba cruzando "la línea sombría" de la desesperación; acaba por decidirse a seguir su propio camino: contra el tiempo y contra las ruinas; contra la autoinmolación y contra los innumerables miedos reales que lo acechan. Asumir lo que hay; conseguir que fructifique con esfuerzo y tenacidad: sin rendirse nunca a la evidencia: la evidencia es, siempre, un espejismo reaccionario.

En fin, en algún momento de su historia el poeta encuentra una poética capaz de ayudar(lo) a alzarse de pie sobre la ciénaga del desánimo: "Ser poeta en la calle/ [...]/ llamar a las cosas por su nombre/ y dirigirse al pueblo/ impedir que la poesía/ se convierta en algo inútil/ cargarla de pólvora/ y apuntar certero al blanco". Como en estos poemas: certero al blanco.


Salustiano Martín. 
Publicado en: Reseña, 312 (enero 2000), 28.

jueves, 25 de agosto de 2016

MÁS MOLOKO



que nadie
os diga
lo contrario

os van 
a intentar
controlar
manipular
y exprimir
mucho en la vida

hagáis lo que hagáis
y sean cuales sean
vuestras credenciales

tenedlo en cuenta


Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 24 de agosto de 2016

SIN SALVAVIDAS



y ahora qué

sin salvavidas

hacia dónde navegar
dirigirse enfilar

dónde refugiarse
reinventarse explorar

qué islas

qué horizontes

qué puertos


Vicente Muñoz Álvarez

martes, 23 de agosto de 2016

SI ESTO ES LO QUE AHORA QUEDA



están siendo unos días especialmente tranquilos, estos, agotando los últimos cartuchos del verano antes de comenzar de nuevo a vender zapatos, fin de los poemas y la ensoñación, estas tardes pausadas de lectura en la terraza, recuperando sensaciones y maestros antiguos con la dulce Wendy a mi lado, sin dormir pero soñando (que diría el bueno de Poe), y las tormentas y tornados y remolinos y chubascos y pesadillas que quedan atrás, todo que llega y que pasa, pero esta serenidad: hacía tiempo, mucho ya, que no me solazaba con ella así, dónde se habría metido, pero sí, días tranquilos en Clichy (evocando a mi querido Henry Miller), reencontrándome yo mismo y disfrutando a pierna suelta de mí... pasan las nubes, los amores y desamores, los ciclos y las estaciones, los malos y buenos tragos, la vida, la gente, los naufragios, los corazones, los recuerdos... y si esto es lo que ahora queda de tanta intensidad, esta serenidad, brindo sin más por ello...


Vicente Muñoz Álvarez

EL MERODEADOR según PEDRO GASCÓN



"El merodeador", de Vicente Muñoz Álvarez, abarca las obsesiones del ser humano cotidiano. Los miedos y manías del ser cuando este permanece aislado o habita lugares de poca población. Tras leerlo ese merodeador me recuerda al "infierno son los otros" de Sartre, pues ese "merodeador" no deja de ser " el otro", el que deambula a nuestro alrededor y que en ocasiones se confunde con "el infierno soy yo mismo ". Una lectura recomendada. Historias sencillas donde el ser es la Nada y el Todo, la esencia de lo que se es y de lo que permanece en nosotros.

Pedro Gascón

A la venta en:


domingo, 21 de agosto de 2016

DESDE INSSMOUTH CON AMOR



qué placer, estas tardes tranquilas en Villaobispo, antes de que se joda definitivamente el verano, volver a leer a H.P. Lovecraft, al que tenía relativamente olvidado (jamás por completo, es ya de la casa y lo llevo dentro de mí), El templo, La música de Erich Zann, La llamada de Cthulhu, El horror oculto, El caso de Charles Dexter Ward, Los sueños de la casa de la bruja, El sabueso, Aire frío, y cómo me retrotrae a mis tiempos de pasión febril por la lectura, aquel despertar a la literatura y aquel vivir ensoñando, sin dormir pero soñando, dónde habrá quedado ya y cuántos autores y libros más de por medio, alta literatura, sí, pero raras veces esa intensidad... de vez en cuando lo hago, vuelvo a ellos, a estos maestros de mi juventud, de Quincey, Poe, Huysmans, Machen, Wilde, Blackwood, Lautreamont, Nerval, Stocker, Le Fanu, Maupassant, y es como si la sangre, ahora ya más templada, volviera a arder en mis venas, aquel estar fuera del mundo, aquella quimérica existencia y aquella indescriptible pasión... le he leído y releído desde entonces, a Lovecraft, docenas de veces y en todas las fases y situaciones de mi vida adulta, entre otras teóricamente más altas lecturas, y no me abandona, decepciona, defrauda, sigue ahí... y como no podía ser de otra manera tarde o temprano, era de ley, reciclado con otras visiones, junto a Aleister Crowley, Charles Burns, David Cronenberg y algunos otros angelitos negros, tiene una importante presencia en Del fondo, mi nuevo libro...

va por ti esta vez
 Maestro


Vicente Muñoz Álvarez

AMADOR



Una película española sobre asesinos en serie en pleno régimen franquista, polémica y transgresora, con aire de nouvelle vague, diálogos existencialistas y una innovadora puesta en escena, no es desde luego algo habitual en la filmografía de aquel tiempo. Y es justamente eso lo que Francisco Regueiro nos ofrece en Amador (1964), una rara avis que merece la pena desempolvar.

Inusual por el tema que aborda, por supuesto, pero especialmente por la forma que tiene de contarlo, cómo nos introduce en la mente del protagonista mediante largos monólogos interiores y la objetividad con que se van narrando los hechos, casi a modo de crónica o documental, atendiendo mucho más al aspecto psicológico del asesino que a lo truculento y sórdido de sus crímenes.

Una y otra vez me venía a la cabeza al verla (e imagino que haya sido una influencia del director), El extranjero, de Albert Camus: lo absurdo, determinista y fatídico del destino que rige sus acciones, y la pasividad y escepticismo con que las va encajando, como si fuera más bien un espectador de las mismas.

Magníficas interpretaciones, en especial las de Maurice Ronet y María Luisa Ponte, sorprendente guión del propio Regueiro (que volvió a abordar el tema, desde otro punto de vista, en Carta de amor de un asesino), y lo mejor, una forma de rodar y contar totalmente atípica en la España de aquel tiempo.

Vicente Muñoz Álvarez

Amador en You Tube:


viernes, 19 de agosto de 2016

DEVIATION



cómo me está gustando oscilar estos días entre los dos libros que me traigo entre manos y que pronto verán la luz y la oscuridad (respectivamente): Gas y Del fondo... como el día y la noche o el yin y el yang, por eso precisamente lo estoy disfrutando... dos de mis grandes fuentes y obsesiones, diferentes pero complementarias (o al menos para mí lo son), los beat y el realismo, con Walden como horizonte, y el horror y la ensoñación, con Innsmouth como frontera, y dos de los ejes sobre los que gira mi escritura...

el caso es
seguir girando


Vicente Muñoz Álvarez

jueves, 18 de agosto de 2016

EXÉGESIS



para qué me habrán dado mis padres o dios o la mismísima virgen maría esta cabecita efervescente y loca, me pregunto, si todo debido a ella es sentir en exceso y sufrir, gratuitamente y por encima de la media, más de la cuenta... gente que viene y que va, corazones que entran y salen, perdigones que una y otra vez, por más que intento acorazarme, me atraviesan la piel, decepciones, frustraciones, falsas promesas, desengaños, egos que apabullan, y qué jodida lacra somos, los humanos, en este hermoso pero salvaje e incomprensible planeta... para qué tanto enredar, aparentar, deslumbrar, figurar, ir y venir, entrar y salir, despotricar, sonreír y llorar, si el viaje debería ser hacia dentro y la mayoría lo orientan hacia fuera... para qué soportar, aguantar, condescender, correr y desfallecer, en suma, si todo es teatro y simulacro, máscara y disfraz... 


no me acostumbro


Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 17 de agosto de 2016

GAS: Antología poética personal 1999-2016.



En poco más de un mes, a finales de septiembre, saldrá a la calle, de la mano de Ediciones Lupercalia, Gas: Antología poética personal 1999-2016, la primera recopilación de poemas que en todo este tiempo me he decidido a entregarle a un editor. Creo que para publicar un libro así hace falta, no sólo abundante obra editada a tus espaldas, sino perspectiva y criterio, allá cada cual... El caso es que ahora sí, llegó el momento, y para hacerlo me planteé si encargar a alguien elaborar la antología o hacer la selección yo mismo. He optado por lo segundo, porque creo que la mejor perspectiva y el mejor criterio es, sin duda, el del propio poeta, al menos en mi caso, tras casi dos décadas de lecturas comprobando la recepción de mis poemas. Así que en función de todo ello y de la opinión de lectores y críticos, he seleccionado un total de 272 poesías, 65 de ellas inéditas, para que el libro no sea sólo una compilación de textos ya publicados.

Eso, más el prólogo de Gsús Bonilla, siempre dispuesto a apuntarse a mis fiestas, es lo que en este Gas os vais a encontrar.

Salud & Poesía


Vicente Muñoz Álvarez

SYMPTOMS




domingo, 14 de agosto de 2016

AUNQUE ESTÉ COSTANDO TANTO



como si hubiéramos blindado al fin
entre las costillas el corazón,
que lata tranquilo en el pecho, 
que bombee sin más sangre en las venas,
como si no nos hubiéramos querido tanto
y renaciéramos de nuevo, limpios,
en otro cuerpo, tiempo y lugar,
comienzan a pasar,
suaves y lentos,
los días

vamos
progresando


Vicente Muñoz Álvarez

THE CALL OF CTHULHU



Para mí, sin duda, la mejor adaptación a la pantalla grande que se ha realizado hasta la fecha de los relatos de H.P.Lovecraft, The call of Cthulhu (2005), de Andrew Leman, sintetiza y recrea como ninguna otra el aterrador universo del Genio de Providence.

De la mano de la productora H.P.Lovecraft Historical Society, que se propuso, frente a los desmanes de anteriores filmes, adaptar con dignidad su obra, este mediometraje, mudo y en blanco y negro, se inspira en el expresionismo alemán de los años 20, en concreto en películas como Nosferatu o El gabinete del Doctor Caligari, con tanto acierto que uno cree estar videando alguna vieja película olvidada, recuperada y remasterizada en la actualidad (eso fue lo que pensé yo, emocionado, en su estreno, antes de leer nada al respecto), en vez de una producción reciente.

Fantásticas y al tono la fotografía, la banda sonora, las interpretaciones y la puesta en escena, e impresionante la adaptación, casi literal, de La llamada de Cthulhu, uno de los relatos más emblemáticos de Lovecraft, que nos sumerge de lleno en sus estremecedoras pesadillas de horror cósmico y caos reptante.

En el año 2011 la misma productora llevo al cine otro de sus cuentos, The Whisperer in Darkness, también interesante, aunque seguramente debido a la complejidad argumental del relato, menos lograda.

Un regalo impagable, en suma, para los amantes de la literatura lovecraftiana, que esperemos tenga en lo sucesivo continuidad con más títulos del mismo nivel.

Larga vida a Cthulhu y que Dios nos guarde de las Alimañas Descarnadas de la Noche.

Vicente Muñoz Álvarez

Trailer in You Tube:


sábado, 13 de agosto de 2016

MY GENERATION según PATXI IRURZUN



En aquella época el buzón era nuestro cofre del tesoro. Nos asomábamos a él cada mediodía, cuando regresábamos de la universidad, de la fábrica, de la oficina del INEM, esperando ansiosos encontrarnos la respuesta de una editorial o uno de aquellos grandes sobres que llegaban desde León, desde Gijón, desde Punta Umbría, y que contenían el último fanzine en el que habíamos colaborado, o el poemario o libro de relatos que acababa de publicar algún “hermanito”, así nos llamábamos cómplice y cariñosamente en las cartas manuscritas que también nos escribíamos.

Contactábamos entre nosotros buscándonos en las últimas páginas del Ajoblanco, escribiendo a los apartados de correos que dejaban como santo y seña las revistas literarias. Nos leíamos primero, antes de conocernos, y queríamos conocernos porque nos gustaba lo que leíamos (al contrario, creo, que sucede ahora, que los escritores se hacen amigos por acumulación y por Facebook y no se leen unos a otros, les basta con darle al me gusta, que es más barato que un sello de correos)…

David González, Vicente Muñoz Álvarez, David Benedicte, Eva Vaz, Oscar Sipán… Esos eran los nombres. Mono Gráfico, Borraska, Vinalia Trippers, Kastelló, El Canto de la Tripulación… Esas las barricadas de papel en las que nos curtíamos, que a menudo nosotros mismos levantábamos. Soñábamos con vivir de la escritura, antes que con la fama, que nunca llegaba. Sabíamos que, a pesar de eso, escribiríamos siempre, que nos levantaríamos una y otra vez de la lona, ocurriera lo que ocurriera, aunque la suerte fuera esquiva y los golpes bajos. No teníamos padrinos ni éramos complacientes. La mayoría procedíamos de barrios obreros, de ciudades fuera de los mapas del telediario, y eso también contaba, claro que contaba (en contra).

David González estuvo en una cárcel de menores y arrastró durante años la condena —todavía hoy, con más de cincuenta, la arrastra—, aunque su poesía sea mucho más grande que su leyenda. Con él aprendí a leer y a entender y a amar la poesía. Es uno de los imprescindibles y sin embargo se siente, lo hacen sentirse a menudo despreciado, con ganas de quitarse de en medio, de autodestruirse y dejarnos huérfanos a los cientos de lectores que lo queremos y admiramos sus versos. Vicente Muñoz Álvarez, el narrador y poeta más brillante de la noche y la oscuridad, agitador cultural, editor de revistas y libros antológicos, ministro del “underground”… Recorre España durante medio año con una furgoneta cargada de muestrarios de zapatos y se siente agradecido por ello, porque así le queda el otro medio para escribir y para ensoñar, para conspirar contra Babilonia y merodear en los márgenes del arcoiris. Ellos son mis “hermanitos”. Mi generación. My generation, como cantaba The Who. Léanlos. Vicente acaba de reeditar su, a mi juicio, libro más logrado, El merodeador. David prepara una antología de sus mejores poemas, seleccionados por sus propios lectores. Lean las novelas de David Benedicte, los poemarios de Eva Vaz, los cuentos de Oscar Sipán…. No les resultará fácil encontrarlos, eso sí. No los verán reseñados en los suplementos culturales, ni se los encontrarán en los displays de las librerías. Hay que buscarlos. Como cofres del tesoro.


Patxi Irurzun. Publicado en Rubio de bote, colaboración quincenal para el suplemento ON de los diarios de Grupo Noticias 13/08/2016.

viernes, 12 de agosto de 2016

DEL FONDO



os estoy preparando un pastelito lisérgico y envenenado para dentro de unos meses, un viaje al fin de la noche muy metafísico y gore, por llamarlo de alguna manera, con el que me lo estoy pasando realmente bien: David Cronenberg, H.P.Lovecraft y Charles Burns, entre otros, como maestros de ceremonias, Andrés Casciani ilustrándolo, y un brindis por la carne nueva...

seguiremos
informando


Vicente Muñoz Álvarez

cover by Charles Burns

VA DE POETAS



con Déborah Vukusic & David González,
Illescas 2008

jueves, 11 de agosto de 2016

QUÉ LIBRO, QUÉ CORAZÓN, QUÉ PUERTO



releo con pleno gozo y total deliberación estos días a mis maestros antiguos, Bernhard, Miller, Céline, Lovecraft, Kerouac, Baudelaire, Rimbaud, Carver, Machen, Blackwood, Bukowski, Huysmans, De Quincey, a todos ellos releo según mis estados de ánimo, eligiendo su forma y color, a qué me huelen y recuerdan, y lo hago premeditadamente y escogiendo según me sienta y lo que desee en cada momento lo que me quiero encontrar... los leo y releo y encarno de nuevo, y todo es un cúmulo de sensaciones y sentimientos confusos, esto que me recuerda a lo otro y aquello, o a qué puerta llamar cuando en tu interior todo está ardiendo, a qué libro, qué corazón, qué puerto, etcétera...


Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 10 de agosto de 2016

WORK IN PROGRESS



50 primaveras, cómo pasa el tiempo, y cosas que sí y otras que a medias, pero algunas, eso lo tengo muy claro, ahora ya no... no a dejarme manipular ni llevar (y son muy sutiles las formas y maneras), hacer lo que no me gusta ni quiero, ser objeto de nada ni nadie, y sí, en cambio, eso por descontado y supuesto, a la amistad y el amor verdadero... y también a reconocerme ya a las claras en otro tiempo y siglo y lugar, porque es evidente que este que me ha tocado vivir no es el mío, y a recorrer en lo sucesivo, vaya por donde vaya y me lleve a donde me lleve, mi propio camino... atrás quedan personas, puntos de encaje y momentos y evasiones de mucho poder, milagros y desengaños, sueños rotos, corazones robados y tanta, demasiada ilusión... pero ya no más condescender con lo que no me realiza ni siento ni quiero, eso lo tengo muy claro... y las heridas y estigmas e incendios y pérdidas, el mal está hecho, pero también la certeza de mi propia identidad...

a fuerza de golpes
voy aprendiendo


Vicente Muñoz Álvarez


LA PROMESA



De nuevo estás aquí, pequeña, cerca, muy cerca y muy dentro de mí. Eres carne de mi carne, sangre de mi sangre, como al principio tú misma soñaste... ¿Lo recuerdas? Yo jamás pude olvidarlo, aquel pacto y tu promesa...

Me miras altiva desde tu altar de terciopelo rojo, sensual y tentadora, tal vez sorprendida de que aún te siga amando... ¿Por qué te fuiste, por qué no me escuchaste, por qué incumpliste tu promesa? Nuestro sueño, tus proyectos, nuestra torre de cristal... Ya nada será igual, ¿no lo comprendes? Somos ídolos caídos, solamente eso.

Pero ahora estás aquí y aun demediada sigues siendo hermosa: la cascada de aguas negras de tu pelo, tus labios tentadores, tus ojos oscuros y profundos, ojos de vértigo y engaño que ya no parpadean, que me reprochan desde el frío tantas cosas...

Sólo he conservado tu cabeza. Lo demás lo he devorado lentamente... Tardé tanto en encontrarte... Entre sombra y sombra, entre trago y trago te buscaba y tú no estabas... Intentaba recrear en mi mente tus palabras, aquel pacto y tu promesa: juntos, juntos, siempre unidos, un solo cuerpo y un único espíritu... ¿Lo recuerdas? Intenté olvidarte sin sufrir, ahogar mi desencanto y despertar un día y no sentirte, pero ya estabas muy adentro... demasiado adentro...

Ahora tu luz interior quema en mi recuerdo. Perdóname y descansa, aunque no puedas dormir, aunque no puedas soñar... Descansa en mis entrañas preservada del hedor de los gusanos, del temor de la tierra y lo profundo. Apoya en mi pecho tu cascada de aguas negras y escucha los latidos que aún sustenta tu memoria. Acaricia mi sexo consumido con tus labios y procura imaginar que aún estás viva...

Yo te sigo amando.


Vicente Muñoz Álvarez,
de Mi vida en la penumbra
(Eclipsados, 2008)

lunes, 8 de agosto de 2016

domingo, 7 de agosto de 2016

ES EXTRAÑO TODO



es extraño todo, no me canso de repetirlo porque es lo que siento, confuso y aleatorio y extraño, tantos días sin huella, la sangre corriendo en mis venas y cómo todo, sobre todo el amor, se agosta y se transforma y pasa, pasa, y no terminar de acostumbrarme a ello... como tsunamis devastadores pasan los días, tornados que todo lo arrasan, subidas y bajadas, preguntas sin respuesta y tantos desafíos inútiles dentro de mí... desolador el amor que abrasa, el ruido y el silencio, la caída y la furia, la nostalgia y la piel, y la vida y el tiempo que pasan, tic tac, desgastan y pasan, cambian los puntos de encaje en el corazón...


Vicente Muñoz Álvarez

RABIA


De entre las varias películas que David Cronenberg dedicó al género de terror hasta el cambio de registro (también fantástico) que inauguró Una historia de violencia (2005), las tres primeras, Vinieron de dentro de..., Rabia y Cromosoma 3, constituyen una especie de realidad aparte, una burbuja dentro de otra burbuja, precursoras del enfermizo y aterrador universo que después desarrollaría con más presupuesto y acierto en joyas como Inseparables, La mosca, eXistenZ, Crash y, muy especialmente, Videodrome, biblia de la Nueva Carne.

Rabia (Rabid, 1977), su segundo largometraje, es una de mis favoritas (aunque es realmente difícil decantarse por alguna, dado lo atípico y delirante de las tres), y no, obviamente, por ser uno de sus grandes filmes (comparado con los que vinieron después), sino por lo morboso y malsano de su argumento y la atmósfera enrarecida que logra recrear, que la asemeja a una angustiosa pesadilla.

Mutaciones genéticas, enfermedades venéreas, degeneración de la sangre, ambientes sórdidos, sexo bizarro, crítica social encubierta y la asombrosa interpretación de la porno star Marilyn Chambers (que borda su papel), hacen de esta película una pieza de coleccionista.

Maravillosamente enloquecido y oscuro este primer David Cronenberg, uno de los directores, sin lugar a dudas, más perturbadores de todos los tiempos.

Larga vida a la Nueva Carne.

Vicente Muñoz Álvarez

Trailer in You Tube:


viernes, 5 de agosto de 2016

THE PIANO HAS BEEN DRINKING



el piano ha estado bebiendo este verano, un poco a lo tonto y a lo loco mi piano está desafinando más de la cuenta este verano, y tantos corazones y bifurcaciones allá fuera...  vivir o escribir, penar o amar, sentir y estar, todo se confunde y entremezcla, ángeles y demonios en el camino, y la noche, oh, la noche, cuánto me enerva y desgasta la noche, y el viaje al fin de la noche y allá al fondo, siempre, el minotauro... the piano has been drinking y las musas que como las nubes y el gas vienen y van, y los viejos y nuevos amigos y los animales perdidos, tantos días sin huella hacia dónde y por qué, islas y seres vacíos, todo bello y angustioso, triste y luminoso, y dónde la línea de mi horizonte, dónde, graznan  los cuervos...


Vicente Muñoz Álvarez



miércoles, 3 de agosto de 2016

UNA NOVELA QUINQUI en LEÓN



Gabriel Oca Fidaldo Escritor

«El que más vocea suele ser
el que no tiene ni puta idea»

Lugar: Bar Belmondo.
Hora: 21.30.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ | DIARIO DE LEÓN

«En sus páginas te esperan, montados en el buga, la puerta abierta, ¿entras?» Así es como quiere llamar la atención del lector el escritor leonés Gabriel Oca Fidalgo en la contraportada de su nueva novela. Tras sus primeras obras autobiográficas —La carretera muerta en 2008 y Ansiedad. Vida de un yonqui en 2014—, presenta hoy su primera novela de ficción, Una novela quinqui. Lo hará a las 21.30 en el bar Belmondo y durante el acto le acompañará el narrador y poeta leonés Vicente Muñoz, al que le une una gran amistad.

—En esencia, ¿sobre qué trata su nueva novela?

—El título lo expresa, y en la contraportada viene el argumento: quinquis, droga, los años ochenta, la heroína, la madera, la música y un taco de etcéteras. Denuncia social también creo que le llaman... Relato en primera persona, aunque siempre se deja caer algo de lo que pueden llamar moralina, pero la mía, claro. El narrador equisciente y todo eso...

—¿Por qué razones elegiste ese título en concreto?

—La verdad es que la novela estaba prácticamente acabada y no tenía título todavía, puedes creerlo. Así que después de mucho tira y afloja se quedó en eso. En principio iba a titularla Quinqui a secas. Finalmente quedó en Una novela quinqui.

—¿La novela guarda algún tipo de relación con León o tiene algo que ver con la ciudad?

—Se hace alguna referencia a León, y queda visible el viaje a Madrid. Pero la ciudad es lo de menos... Más grande o más pequeña, en todas las ollas se cuece con los mismos ingredientes. Pasa que Madrid, Barcelona, Bilbao y las grandes capitales se llevaron la palma, pero el caldo de cultivo estaba en todas por pequeñas que fueran, la heroína, la delincuencia, la madera... Yo doy mi opinión en el libro, luego cada cual puede pensar lo que quiera, hacer debates televisivos y toda la pesca, en los que por regla general el que más opina y el que más vocea suele ser siempre el que no tiene ni puta idea.

—¿Qué intenta hacer llegar al lector con esta novela?

—En principio nada. Es la primera novela que escribo como tal, las dos anteriores eran autobiográficas. Esta es novela de ficción. Así que en principio solo era eso. Escribir una novela. ¿El tema? ¡Pues el que conozco! El mundo en el que me he desenvuelto, recordar todo aquello, lo que fueron los años ochenta la nostalgia de aquella época por un lado, y por el otro poner sobre la mesa ciertos datos, no denuncia en sí misma, solo volver a recordarlo. Que los que la vivieron se sumerjan en ella, y los que no lo hicieron tengan una referencia.

—¿Va destinada a un público objetivo, específico?

—Va dirigida a todo el que se acerque a ella. En esta plaza ya está todo el pescado vendido. Ya se sabe la tirada que pueden tener estos libros. La novela, mi estilo, tiene un vocabulario concreto, escribo como hablo, y mucho argot, jerga de ahora y jerga de entonces. Yo, por ejemplo, no leería las memorias de Aznar, por más que me guste la autobiografía, o el género epistolar de Escrivá de Balaguer, si es que lo tiene, por poner un ejemplo... Pasa que el que vivió lo que yo viví, el que lo entiende todo todito, ese es más difícil que se acerque, algunos porque no están vivos y otros porque el anuncio no les llegue. De todos modos, y como digo, está abierta a todo el público, no hay nada enrevesado ni mensaje oculto entre líneas.

—¿Tiene relación con sus libros anteriores?

—Mis dos anteriores novelas son autobiográficas. Ésta, como digo, es una novela de ficción, con argumento, nudo y desenlace. El tema, eso sí, es el mismo, lo que he vivido, la nostalgia de esos años. Dejando a un lado, o al menos así lo pienso, que en toda autobiografía se puede adornar o fabular, y que en toda obra de ficción puedes meter algo realmente tuyo o reflejar un álter ego o arquetipo. Pero novelas de ficción, al fin y al cabo. Es mi primera novela con casi cuatrocientas páginas. Estoy muy orgulloso de ella, del trabajo, y te aseguro que es algo que no suele sucederme.

—En la presentación que llevará a cabo esta tarde en el bar Belmondo le acompañará el poeta Vicente Muñoz Álvarez. ¿Por qué esa decisión?

—Vicente ya me acompañó en la factura de las otras dos... Hace dos años, un 25 de julio, ya presentaba también en el Belmondo con él de maestro armero. Pero eso es lo de menos... Vicente tiene mucho que ver en todo lo que he escrito, en que siga haciéndolo. Fue él el que me puso en contacto con Eclipsados en su día para sacar La Carretera, y fue él el que me puso en contacto con Lupercalia para sacar Ansiedad. Con Ricardo, el editor de Lupercalia, la relación ha sido más fructífera. Después de editar Ansiedad le pasé el borrador de ésta, me dio el visto bueno y ha sido en estos dos años en los que la he dejado cerrada. Pero siempre diré que fue Vicente Muñoz el que me dio la confianza suficiente para seguir adelante y que no lo dejase.

—Cualquier persona que quiera leer tu libro, ¿dónde puede conseguirlo?

— En Ediciones Lupercalia. La página en Internet es genial, ahí te detalla los puntos de venta y las librerías en las diferentes ciudades del territorio. Que yo sepa la tiene de continuo Elektra Cómic y las librerías Artemis y Alejandría también. Pero lo mejor sería que el que la quiera venga hoy que así se la firmo.




lunes, 1 de agosto de 2016

LA MEMORIA: Entrevista en Excodra.




- Querido Vicente, ¿qué dirías que es la memoria?

El poso de recuerdos, sensaciones y experiencias que va quedando en la mente y la conciencia con el paso del tiempo... Algo así.

- ¿En qué momento crees que comienzan nuestros recuerdos, o nuestra capacidad de recordar? Digamos, ¿quién se acuerda de cuando tenía meses de vida? ¿Por qué no recordamos esos momentos iniciales?

Es curioso, sí, y a menudo me lo pregunto, a partir de qué momento recordamos las cosas y por qué de los primeros años apenas conservamos recuerdos... Los míos, en concreto, y supongo que los de casi todo el mundo, datan de los tres o cuatro años, más o menos. De antes, hasta esa edad, apenas recuerdo nada... Alguna imagen difusa tal vez, pero poco más. Los expertos podrán explicar el motivo y proceso, supongo.

- Comentemos sobre el lenguaje: ¿Qué función tiene en nuestra memoria, en nuestros recuerdos?

La memoria y los recuerdos se articulan en nuestra cabeza no sólo mediante imágenes y sensaciones, sino también mediante palabras: recordamos aquello que un buen día alguien nos dijo y nos impresionó o marcó, aquella novela o poema que en su día leímos y se nos quedó grabada, o aquel discurso o cita o diálogo, tanto o más que las imágenes y sensaciones que los acompañaban. Somos lenguaje y palabras, además de sangre y conciencia, y sobre las palabras se erigen los cimientos de nuestra memoria.

- Que la memoria sustenta nuestra identidad es casi un hecho, pero ¿qué somos, como seres vivos capaces de recordar nuestras existencias, aunque a menudo de manera parcial...? Y, entonces, ¿por qué parcialmente?

La memoria es selectiva, de eso no hay duda: recordamos lo que ella quiere recordar, bueno, malo o regular, pero lo que la memoria quiere, y eso distorsiona en parte nuestra identidad. En el fondo, las cosas no fueron exactamente como las recordamos, sino mucho más complejas y llenas de matices, pero la memoria fija unas secuencias concretas y no otras, y en función de esa selección de recuerdos se construye nuestra identidad. Una identidad, por tanto, parcial y fragmentada, sí.

- Para llevarnos hacia la literatura, ¿cómo influye lo que hemos vivido para crear y cómo nuestras creaciones se expanden luego en las memorias de los demás? Para pensar sobre la literatura, como fuente y como receptáculo de vivencias.

Básicamente, sin duda. De hecho, esas vivencias son la base de todo lo que escribimos, nuestras experiencias y sensaciones. Y aún más, lógicamente, si eres, como yo, un escritor autobiográfico. Con esas vivencias y la selección que de ellas haga nuestra memoria, escribimos libros que luego otros leerán y asimilarán, integrándolos en su propia experiencia e interpretándolos y transmitiéndolos a su manera, etc... Un extraño bucle...

- Me llama la atención tu libro “Regresiones”..., coméntanos sobre él por favor.

Precisamente es un libro, más que ningún otro mío, sobre la memoria, en el que narro el primer tercio de mi vida, desde mis más tempranos recuerdos, hacia los cuatro años, hasta los veinticinco aproximadamente, haciendo especial hincapié en la adolescencia. Era una cuenta pendiente que tenía conmigo mismo desde hacía ya mucho tiempo, hablar sobre aquellos años, porque creo que son determinantes para lo que va sucediendo después. Fueron mis años de formación, y al menos en mi caso, de ellos viene todo, mis primeras lecturas, amores y desamores, mis primeros relatos y poemas, la banda de rock, Veredicto final, donde tocaba la batería, mis primeros viajes... Todo ello ha sido determinante en mi forma de entender e interpretar el mundo, y sobre ello, sobre el origen de todo ello, quería escribir. La verdad es que es de mis libros favoritos, el que mejor me retrata y con uno de los que más me identifico. Grata y dolorosa experiencia, pero para mí necesaria en cualquier caso.

- Escribes de todo y todo con todo tu ser, quien te ha leído lo sabe, que eres poeta y además un gran narrador -y cinéfilo, pero sobre esto comentaremos más adelante-. Me encantaría que me comentaras sobre por qué escribes, porque es obvio que la memoria está ahí, según venimos comentando, pero ¿por qué escribimos sobre lo que cada uno escribe? ¿Qué función tiene esa descarga de nuestro ser hacia los otros? Relacionado con las preguntas anteriores pero más hacia el sentimiento personal.

Para mí la escritura es básicamente una terapia, lo he dicho siempre, una catarsis y un exorcismo a través del cual expulso lo que me quema por dentro, lo que me preocupa y atormenta, lo que no entiendo y necesito expresar. Aunque también lo que me apasiona y arrebata, por supuesto. Cuando escribo no pienso a priori en los demás, pienso en mí mismo, en que necesito, como individuo, expresarme para entenderme, y al hacerlo, eso sí, entender de paso a los demás. La literatura autobiográfica cobra sentido precisamente cuando consigue eso: hablando de uno mismo, lograr representar a la colectividad, porque en esencia estamos todos construidos de la misma pasta y materia.

- Tal vez sea una pregunta que no viene al caso, aunque tal vez sí... ¿por qué hacemos lo que hacemos y no otras acciones? ¿Qué determina nuestras acciones?

Es algo que me pregunto a menudo, y de hecho hablo sobre ello en un fragmento del libro que ahora mismo estoy escribiendo, por qué hacemos esto y no lo otro en un momento concreto... Intuición, impulso, educación, filosofía, objetivos y metas, personalidad, experiencias... supongo que por una combinación de todos esos factores juntos... 

- Para ir bajando un poco al suelo pero no mucho ¿qué libro sobre la memoria te ha impactado más y por qué?

Es difícil elegir uno sólo... Me vienen ahora mismo a la cabeza tres en concreto: la pentalogía autobiográfica de Thomas Bernhard, integrada por El origen, El aliento, El frío, El sótano y Un niño, nihilista, demoledora y tremenda; Muerte a Crédito, de Louis Ferdinand Céline, puro delirio e hipérbole de la infancia; y La senda del perdedor, de Charles Bukowski, real como la vida misma.

- ¿Es la Historia sólo una parte de nuestra memoria, quebrada, fraccionada, de lo que realmente fue nuestra historia...? Por comentar sobre recuerdos falsos y verdaderos, o simplemente truncados, seguro que me comprendes: ¿Cuánto hay en la Historia de ficción?

Como te comentaba antes, la memoria es totalmente selectiva y no un reflejo fiel de la realidad. Y si a ello añadimos además que la Historia la escriben los vencedores, las cosas se complican. Si la hubieran escrito otros, los perdedores, por ejemplo, sería muy diferente a como la conocemos... Pero cuál es entonces la Historia verdadera, y cómo y quién la debería contar, he ahí la cuestión...

- Vicente, ahora sí, ya en el suelo y contemporáneos, llevas escritos dos librazos sobre películas de culto y según creo la cosa sigue... ¿de dónde surge esta inquietud de mostrar lo tan poco mostrado y además poco aceptado y tal vez por ello de culto?

Pues de mi infancia, precisamente: desde niño me gustaron las películas de suspense y terror, cuanto más truculentas mejor, y mi memoria está llena de secuencias de esos filmes, tanto que a menudo mediatizan y aparecen en las cosas que escribo. Tenía también pendiente esa deuda conmigo mismo, escribir sobre el cine que me apasiona, y llevo ya dos libros sobre el tema, así que voy por buen camino. Me gustaría, volumen a volumen, hacer una gran enciclopedia de cine de culto. Y además, me gusta compartir las cosas auténticas, que normalmente están enterradas bajo toneladas de tierra, y me consta que la gente agradece este tipo de libros, yo el primero, porque te llevan directo al grano y evitan perder enormes cantidades de tiempo en la búsqueda. 

- Necesito que me comentes sobre Vinalia Trippers... 20 años... ¿no son nada o son una verdadera pasada...?

Vinalia es la niña de mis ojos, sin duda, el proyecto colectivo más duradero e importante en que me he embarcado, una revista ya de culto, y por ello van 20 años de travesía... Resumiendo: un fanzine ilustrado de relatos para adultos que comenzamos a editar en 1996 con la idea de servir de plataforma a escritores políticamente incorrectos, con una estética pulp y subterránea, heredera de la literatura de quiosco norteamericana, que acaba de cumplir 20 años. Mucha ilusión y pasión, quince números ya, y una enorme tripulación de colaboradores... Casi nada.

- Para cerrar: ¿Cuál es tu mejor recuerdo, y cuál el peor?

Uffff.... una pregunta difícil... De los mejores, algunos viajes, seguramente en Lisboa la primera vez que fui, hacia los 25 años, pura maravilla... De los peores, algunas rupturas sentimentales, heridas aún sin cicactrizar...


Entrevista de Rubén Darío Fernández en Excodra. Revista de Literatura y otras artes.