jueves, 29 de octubre de 2015

VINALIA TRIPPERS (Again)



en 1995
el origen

en 2015
gestando
una nueva
entrega

20 años
no es nada


Vicente Muñoz Álvarez

Cover by Silvia D Chica

lunes, 26 de octubre de 2015

PRIMERAS PERLAS DEL BOSQUE



Starring: 
boletus pinícolas
edulis & regius  

Produce:
Vinalia Trippers

PELÍCULAS PARA LA PENUMBRA: Epílogo por Juanjo Ramírez Mascaró.




PELIS PA LA PENUMBRA: 
INSTRUCIONES DE USO (Y ABUSO)


Hace siete años dirigí una extraña película titulada Gritos en el Pasillo. Era lo que hoy en día habríamos bautizado como “cine lowcost”, o incluso como “below-cost”. Sacar ese engendro adelante me ocasionó bastante sufrimiento, pero la criatura resultante trajo consigo no pocas bendiciones.

Permitan que me centre en una de dichas bendiciones: Gracias a Gritos en el Pasillo conocí a Vicente Muñoz Álvarez, quien desde entonces se ha convertido no sólo en gran amigo, sino también en figura clave de la literatura maldita, en epicentro de mi mapa del underground español.

Cuando algunas personas perdían su tiempo discutiendo sobre si nuestra película debía o no considerarse “de animación”, Vicente le asignó un calificativo aún más discutible – el de obra de culto – al incluirla en su libro Cult Movies: Películas para llevarse al Infierno.

Aquí me tienen, tres años más tarde, con los dedos titubeando entre las teclas, sintiéndose indignos de este honor que se me ha concedido: Cult Movies acaba de tener un hermanito y Muñoz Álvarez me ha pedido que le añada este epílogo.

He empezado mencionando un suceso que ocurrió hace siete años y otro que sucedió hace tres. El siete y el tres, dos números cruciales en la magia cabalística y en los ritos de todo contador de historias que se precie. Me gusta que ambos números aparezcan en este epílogo, porque tengo la sensación de que algo esotérico gravita sobre Películas para la Penumbra.

Este libro que tienen entre sus manos – o ante sus ojos, si es que lo están leyendo a través de una pantalla – tiene un doble mérito. 

Mérito número uno: El contenido del menú. Para diseñar un catálogo de los horrores como éste hay que cavar muy hondo en las catacumbas del alma humana, hay que masticar mucha basura hasta que los dientes tropiecen con cada diamante. Este libro confirma lo que Cult Movies ya auguraba: Que Vicente Muñoz Álvarez es un explorador de lo incómodo, un arqueólogo de lo bizarro. Junto a títulos imprescindibles de maestros como Fulci, Bava, Huston, Aldrich, Clayton, Polanski, Tony Scott, Corbucci, Mercero, Fernán Gómez... aparecen otras obras y otros autores de los que no había oído hablar en mi puñetera vida.

Mérito número dos: La manera en que Vicente describe las películas seleccionadas. Además del cariño y el conocimiento de causa, encontramos un tercer denominador común en casi todos los capítulos. Muñoz Álvarez describe el visionado de esas cintas con términos que aluden a una experiencia psicotrópica, lisérgica, opiácea, alucinógena. Esta clase de adjetivos salpican las reseñas de estas películas como fragmentos de un ADN común.

Cuando Alejandro Jodorowsky (otro de los autores mencionados en el libro) intentó sacar adelante su versión de Dune albergaba una intención confesa: Que la película provocase en el espectador las mismas sensaciones y vivencias que un viaje de LSD.

Las películas que selecciona Vicente y el ángulo desde el que las enfoca apuntan en esa misma dirección: El cine como droga, como vehículo hacia otros estados de percepción mental. La experiencia audiovisual como mecanismo para alterar la conciencia, para catapultarnos hacia otras dimensiones. Ésa es la piedra filosofal que perseguimos la mayoría de los narradores, y quizá con más motivo los que, como es el caso del cineasta, trabajan con estímulos tan primitivos como la imagen en movimiento y el sonido.

En ese sentido, estas Películas para la Penumbra podrían considerarse un relevo del siglo XXI de Los Paraísos Artificiales de Baudelaire.

Dicho esto, sólo falta añadir como conclusión inevitable que a partir de ahora, Vicente Muñoz Álvarez va a convertirse en mi camello particular. Cuando la ocasión lo requiera acudiré a este libro en busca de mercancía de la buena, recorreré sus páginas hasta encontrar la dosis de droga psicotrópica que mejor se adapte a cada circunstancia. Acto seguido, buscaré dicha droga y me sentaré a disfrutarla en mi pantalla. Si se fijan, en algunos de los capítulos el camello Muñoz Álvarez sugiere cuáles son las circunstancias ideales para videar cada película. 

Invito al lector a guardar este libro en el rincón alucinógeno de su estantería, entre la O de opio y la S de setas. Le invito a elegir las obras reseñadas en él para viajar en días especiales. Días especiales para pelis especiales: Si entras en ellas, ellas entran en ti, te transforman, desencajan algunas piezas en tu interior y, merced a alguna misteriosa alquimia, sus efectos trascienden la duración de su metraje.


Juanjo Ramírez Mascaró, epílogo para Cult Movies: Películas para la Penumbra (Excodra, 2015). 




jueves, 22 de octubre de 2015

ÁRBOL(ES)



un árbol

la vida

y entre sus ramas
tú y yo
(y vosotros y ellos)

sombra en verano
sueño de otoño
refugio en invierno
o savia de primavera

lo básico
el tronco en que
te apoyas

y la copa
bajo la que
te cobijas


Vicente Muñoz Álvarez


miércoles, 21 de octubre de 2015

RULETA RUSA



veces que la vida da
y otras que quita

un disparo
un parpadeo
y luego se va

hagas
lo que hagas

va


Vicente Muñoz Álvarez

martes, 20 de octubre de 2015

PELÍCULAS PARA LA PENUMBRA: Introducción.


Hace ahora cuatro años, en otoño de 2011, la Editorial Eutelequia publicó Cult Movies: Películas para llevarse al infierno, un catálogo o listado, por llamarlo de algún modo, de los filmes que a lo largo del tiempo, por diversos motivos, más me habían impactado (no los que realmente considero los mejores de la historia del cine, que requerirían otra lista aparte).

En el prólogo de aquel libro, y en relación a las películas que en él reseñaba, escribí: “Tanto en la literatura como en el cine (y en todos los demás ámbitos creativos) me interesan las obras que cuestionan el mundo en que vivimos, que remueven las vísceras y las conciencias, que aceleran la sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad (sin duda violenta y cruel) que el hombre ha creado. Este es, en última instancia, el criterio de fondo que he utilizado para confeccionar este top 100 de películas de culto: lo crítico, lo atípico, lo raro, lo grotesco, lo perverso, lo incómodo, lo hiriente, lo hipnótico, lo arrebatador... Aunque no menos importante, también, ha sido el punto de vista y enfoque literario con que las reseñas han sido ideadas, las conexiones de todas estas películas con libros y escritores que admiro y he leído intensamente en el transcurso de mi vida adulta, igualmente básicos y determinantes para mi formación. Más que una guía cinéfila al uso, pues, este manual está concebido como un diario personal donde me he despachado a gusto con muchas películas que yo opino que nadie debería dejar de ver.”

Copio y pego de allí estas palabras porque son igualmente aplicables a este segundo volumen de Cult Movies, Películas para la penumbra, y describen certeramente el por qué de ambos. Y vuelvo a recordar, como entonces, que: “No soy crítico de cine, soy narrador y poeta, y por lo tanto nunca me planteé escribir ensayos técnicos ni concienzudos sobre las películas seleccionadas, sino más bien comentarios apasionados de las mismas que impulsaran a los lectores a videarlas sin complejos.”

En esta ocasión, eso sí, he aumentado el número de reseñas (a 132) e intentado elegir películas menos conocidas para la gran mayoría (salvo un puñado de excepciones que no puede resistirme a incluir: Moby Dick, Los inocentes, ¿Qué fue de Baby Jane?, El resplandor, Al final de la escalera y unas pocas más), y me he centrado especialmente en filmes de los años 70, un período, a nivel creativo, fascinante y experimental, al que le tengo especial cariño.

Aunque, llegados a este punto y antes de entrar en materia, se plantea la pregunta: ¿Qué es una película de culto? 

Wikipedia nos dice al respecto: “Película de culto se refiere a cualquier tipo de producción cinematográfica que ha adquirido alguna clase de culto popular, ya sea por su formato, su producción, su trama o su significado histórico. Las películas de culto son frecuentemente señaladas como polémicas debido a que incluyen ideas o temas notablemente controvertidos o a que, siendo más convencionales en su temática, la presentan de un modo alejado de los convencionalismos estéticos o narrativos.”

Suscribo, por supuesto, estas palabras, aunque añado, para finalizar, que yo me he guiado en esta selección, además, por mi propio culto e instinto: el que mi criterio me dicta.

Os toca ahora, queridos cinéfagos, contrastarlo con el vuestro.


Vicente Muñoz Álvarez, de Cult Movies: Películas para la Penumbra (Excodra Editorial, 2015).




E.T.A. HOFFMANN

lunes, 19 de octubre de 2015

LA SERPIENTE QUE SE MUERDE LA COLA



debatirse entre
que nada tenga sentido

(porque a la mínima
que te pongas trágico
nada lo tiene)

o que por el contrario
lo tenga todo

(porque en realidad
simplemente es un milagro
estar vivo)

he ahí
la cuestión

toma
tu decisión


Vicente Muñoz Álvarez

domingo, 18 de octubre de 2015

LA ESPINA & EL BÁLSAMO



los golpes y las caricias, las heridas y los besos, los sueños y las pesadillas, qué montaña rusa mi vida, sube que te sube y baja que te baja, las cumbres y los abismos, los oasis y los desiertos, lo bueno y lo malo y lo malo y lo bueno, qué misteriosa alternancia de estados de ánimo y por qué siempre de arriba para abajo y de abajo para arriba, me pregunto, tanta oscuridad y tanta luz y dónde los términos medios... me ciega la oscuridad y me deslumbra la luz, no hay términos medios, y entre tanto la vida, mi vida, como una montaña rusa que sube y que baja, y los poemas, los libros, los estigmas y los desengaños, la pasión y las lágrimas, la magia del bosque, los boletus y los animales perdidos, la rosa y la cruz, la espina y el bálsamo, qué jodidamente confuso todo, qué angustioso y sublime, el viaje al completo, qué bello y qué raro... qué raro...


Vicente Muñoz Álvarez


SED DE MAL



Expresionista y barroca, bizarra y morbosa e insuperable en todas sus secuencias y planos, Touch of evil (Sed de mal, 1958), de Orson Welles, es una de las obras maestras indiscutibles de la historia del cine.

Desde el mismo instante en que comienza, con la famosa secuencia del coche bomba en la frontera mexicana y la frenética banda sonora de Henry Mancini, hasta el revelador último plano, turbador y negrísimo, Welles nos engancha en una oscura trama de corrupción y desintegración moral, con continuos contrapicados asombrosos, que conjuga magistralmente clasicismo y vanguardia, tradición y modernidad.

Imagen y fotografía, interpretaciones (impresionante y repulsivo el papel del propio Welles), decorados, guión y música, todo en Touch of evil es redondo y más negro que una noche de octubre sin luna.

Los que la conozcáis, volved a visionarla (no deja de sorprender), y los que aún no la hayáis visto preparaos para una inolvidable experiencia.


Vicente Muñoz Álvarez, de Cult Movies: Películas para llevarse al infierno (Eutelequia, 2011LCLlibros.com, 2013).

viernes, 16 de octubre de 2015

MARCA ACME



como un torbellino todo estos días, como una bengala (marca Acme) estallando estrepitosamente en el cielo, como una bomba atómica dentro de mí, los rostros, los zapatos, los clientes, las ciudades y las tiendas, todo explotando dentro de mí... pero también todo extrañamente sereno, algo recolocándose y encontrando su hueco, no entiendo muy bien por qué ni cómo, dentro de mí... siempre vertiginoso y trepidante todo, por supuesto, siempre todo confuso, pero ver así, con esta visión, hacía mucho tiempo que ya no veía... como un mar embravecido que tras años de tormenta empezara a serenarse y bañara con olas tibias mi piel, así comienzo a sentirme ahora, y no sé si es pronto ni tarde, rápido o lento, todo vaporoso dentro de mí, pero me reconforta sentirme de nuevo así, de nuevo así...

sólo sé
eso


Vicente Muñoz Álvarez

ARIES



a veces
la oscuridad
total

otras
una luz
tan intensa
que ciega

no soy
de términos
medios


Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 12 de octubre de 2015

PECES ABISALES

extraña serenidad estos días y hora de ponerse en serio ya a vender zapatos, y hasta de eso, de la ruta y de vender zapatos, incluso de lo más intocable, me río... que le voy pillando la gracia a esta aventura vertiginosa que es vivir, está claro, y a estas tardes lluviosas que en otros tiempos me hubieran estrangulado el corazón y hasta a mis propias odiseas y absurdos naufragios también... curiosa serenidad estos días, que en otras circunstancias serían funestos, y algo que no comprendo por qué, está cambiando sin forzar nada dentro de mí... están los animales perdidos, las ventas y los zapatos, las dudas y las heridas, la baja autoestima y esta permanente deriva, pero hay también ahora algo nuevo y energético dentro de mí, la capacidad de ver desde fuera, y esa visión, por lo hermoso de la panorámica, me hace sonreír... todos vamos morir, tú y yo y nosotros y vosotros y ellos, y la idea de estar desaprovechando este viaje sin retorno pensando como gilipollas en ello, si lo ves desde fuera, no tiene ninguna justificación ni razón de ser... me estoy comenzando a reír de todo estos días y me toca salir ya en serio a vender zapatos y he escrito en otras reencarnaciones los versos más tristes sobre y pensando en ello, pero ahora, no sé ni entiendo por qué, comienzo a verlo todo como en perspectiva, como si no fuera mía esta piel, y a sonreír sin más por ello... así que voy a ver si veo, como estoy viéndolo todo últimamente, la partida desde arriba o abajo, pero desde fuera de mí, y a intentar seguir riéndome de esto y de aquello y de lo otro también, mientras los lobos aúllan en los bosques lejanos y ladran desafiantes los perros del amo y los humanos, oh, los humanos, aun sabiendo que vamos a morir y pudiendo sonreír, lloramos y lloramos...


Vicente Muñoz Álvarez

PELÍCULAS PARA LA PENUMBRA: Prólogo por Jesús Palacios.



El cine ya no es lo que era. Como todas las grandes religiones, la cinematográfica ha crecido demasiado, se ha desbordado. Hollywood se ha transformado en una iglesia tiránica y casi todopoderosa, en la que nadie cree pero que a todos obliga a confesarse como miembros de la misma. Cada viernes, los cines de las grandes ciudades estrenan película tras película, esperando atraer a las masas de feligreses que, sin embargo, se resisten. Corrompida hasta en su alma de celuloide, la iglesia hollywoodiense solo piensa, como los Borgia, en el poder y el dinero. Para mantener su boato y oropeles no le importa, por supuesto, envenenarnos sin escrúpulos con sus superproducciones miserablemente ostentosas, embaucarnos con sus caramelos envenenados. En público, las masas siguen reconociendo a Hollywood como su única religión, afirman practicarla e incluso, en los peores casos, siguen haciéndolo realmente, de forma automática, por el qué dirán, como las aburridas familias que acuden a la iglesia del pueblo todos los domingos, para cabecear en los incómodos bancos de madera, papar moscas con la mirada perdida, murmurar fragmentos de oraciones casi olvidadas pero, eso sí, saludar a todos los vecinos a la salida de misa.

Por eso, no es extraño que ante la decadencia, la pompa sin circunstancia y los fastos vacíos por completo de sentido o sensibilidad de Hollywood, proliferen las sectas y las heterodoxias. Frente a la iglesia hollywoodiense, apática y vanidosa, indiferente y presuntuosa, se yerguen cada vez más a menudo grupos disidentes de herejes e incrédulos, que se burlan con saña del credo dominante. Se acabó el papado de Hollywood, su poder absoluto está definitivamente en crisis. Es el momento de otro cine. El momento del cine de culto, como bien sabe Vicente Muñoz Álvarez, que se confirma, con este su segundo libro dedicado a la doctrina gnóstica y neopagana de las “Cult Movies”, como uno de los sacerdotes iniciados en los verdaderos misterios de la religión cinematográfica. La esotérica, hermética y secreta. La que rinde culto a títulos oscuros, olvidados o menospreciados. La que habla el lenguaje perdido de otras eras, mudo y descolorido a veces, a menudo vilipendiado por la ortodoxia y ridiculizado por la ignorancia, pero poderoso siempre en su arcana esencia inmortal, que nos sobrevivirá a todos.

Como verdadero iniciado, Vicente se expresa con sencillez y soltura. Con lenguaje directo y coloquial, sin pretensiones ni pedantería. No espere el lector los latinajos del aburrido ritual del crítico de siempre, que ha perdido todo contacto con la auténtica naturaleza mágica del cine. Lo que importa aquí es cómo se nos descubren, se nos desvelan, título tras título, otras formas y maneras de hacer, ver y entender el cinematógrafo. Viajando por el espacio y el tiempo, abarcando épocas y eras, países e idiomas, con esta su segunda biblia del cine de culto disfrutamos en la intimidad del descubrimiento de títulos oscuros, tanto o menos como del redescubrimiento de otros que creíamos conocer, iluminados ahora por la mirada pura de este nuevo derviche cinéfago, que hace girar ante nosotros miríadas de imágenes olvidadas, títulos recónditos y películas malditas. No hay barreras, tópicos ni hipócritas principios: de la exploitation al Arte y Ensayo, del mudo al technicolor, del Hollywood mágico de otrora a la coproducción europea, del trash al indi, del cine de autor a la Serie B, Vicente Muñoz Álvarez solo se pone como límite no despreciar nada, no negarse nada, acercándose así por ende a la verdadera naturaleza seductora y diabólica del cinematográfico, capaz de hipnotizar al espectador más allá y más acá de sus supuestas virtudes artísticas, narrativas, intelectuales o comerciales.

Eso es lo que, en definitiva, quiere decir para algunos de nosotros “cine de culto”: rendir culto a las fuerzas mágicas, oníricas y oscuras que reinan y desbordan la pantalla, conectando con nuestro inconsciente y con el dominio infernal y divino del imaginario colectivo. Para airear nuestros vicios privados y ocultar nuestras públicas virtudes. El cine en el cine… ¿para qué? ¿Para quién? No, amigos, no. El cine en los altares privados de nuestras casas, en los sótanos oscuros donde se reúnen los iniciados, en las cámaras secretas de nuestros cerebros sobreexcitados. El cine en la vida y la vida en el cine, para encontrar si no la inmortalidad sí la esperanza de trascendernos por un instante, convertirnos en otros, abandonar nuestra envoltura carnal durante un minuto, transformados por el poder visionario de la imagen. Pero siempre, con el dominio justo y necesario de los conjuros apropiados, que nos permitan poner a las potestades cinematográficas a nuestros pies y no a la inversa. Ayudándonos con hechizos como los que contienen, forman y conforman las páginas de este libro. Siempre como señores de la Alta Magia, con los fantasmas evocados e invocados por el cine a nuestro servicio, y no a la inversa, como fantasmas de carne muerta convertidos en ciego rebaño al servicio del papado negro de Hollywood. Ave Kinema! Ave Satani!

Jesús Palacios,
prólogo de Cult Movies 2:
Películas para la Penumbra
(LcLibros, 2018).



jueves, 8 de octubre de 2015

SER TESTIGO



es una de las enseñanzas básicas de uno de mi maestros antiguos, Carlos Castaneda (vía Don Juan Matus), y de tantos zenistas y budistas que en el mundo han sido, que jamás creí que podría llegar a aprender pero que al fin estoy comprendiendo... posiblemente me quede mucho aún, seguramente vuelva una y mil veces atrás, pero me da que comienzo a entender... en resumen y por simplificar: domina tus emociones hasta poder ver desde arriba o abajo todo lo que sucede dentro y fuera de ti... nada nuevo bajo el sol, por otro lado, porque de esto llevan milenios hablando otros muchos, pero asimilarlo y encarnarlo cuesta casi una vida... y aunque siempre pensé que lograrlo sería en cierto modo aséptico y frío, estar acercándome a ello está siendo cálido y revelador y me está proporcionando una serenidad que agradezco... como verlo desde arriba o desde abajo todo, pero panorámicamente, como en perspectiva, macro o microscópicamente, pero con otra visión... por qué y cómo se logra no lo sé y qué consejos puedo dar al respecto ni idea, porque es algo que no se puede forzar, gafas, desde luego, no hay para ello... simplemente obsérvate y respira: ya llegará la visión...


Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 7 de octubre de 2015

UNA FOTO PARA TRES POEMAS



De las conversaciones aparentemente sin trascendencia surgen ideas latiendo con fuerza. Cuando me enteré de la existencia de una foto realizada por uno de los fotógrafos que colaboran con "Bebiendo versos", lo tuve claro instantáneamente: había que unir a este trío de ases en la misma entrada del blog a través de su genio creador, que es lo que les hace tan grandes, y no solo desde el fogonazo de un flash. De lo "superficial" a lo íntimo, al yo que respira en las luces y sombras verdaderas, la que está lejos de esos focos... Al yo que hay que leer.

Sigue leyendo aquí:


martes, 6 de octubre de 2015

CONEXIÓN COLOMBIA



De comer, lo que se dice de comer, no suelen darme mis libros (a veces casi ni de merendar), pero las vueltas azarosas que dan por el mundo y las satisfacciones que a menudo me proporcionan valen, desde luego, su peso en oro...

Esta vez la sorpresa ha sido vía El centauro, uno de los microrrelatos que incluye Marginales: el buscador de google me manda nada más y nada menos que a Colombia, donde el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (ICFES) lo está utilizando en los colegios públicos para unas pruebas de lenguaje de 5º grado.

Reproducen primero el texto y hacen a continuación un test de varias preguntas relacionadas con él.

Linkeo aquí el enlace de las pruebas: encontraréis el relato y el cuestionario en las páginas 8 y 9 del documento.


Las vueltas que da la vida

Eso sí: modifican algo (bastante) el texto original del libro, simplificando ciertos giros y expresiones, supongo que para hacerlo más accesible cara a las pruebas y preguntas que plantean, y eso a los escritores siempre nos molesta un poquito...

lunes, 5 de octubre de 2015

EL CABALLO DE TURÍN



Apocalíptica, nihilista y existencialista a la vez, la última película de Béla Tarr (su despedida y testamento, según él mismo afirmó), El caballo de Turín (2011), es un viaje sin retorno al fin de la noche (como comprobaréis, sobre todo, en la última secuencia del film) que, os lo aseguro, no os dejará indiferentes. Eso, claro está, si lográis acoplaros a su ritmo exasperantemente lento, a la presencia obsesiva del viento, a la ausencia casi total de diálogos y a sus más de dos horas de duración. 

La película se inspira libremente en un episodio histórico: el día (3 de enero de 1889) en que Friedrich Nietzsche, tras intentar proteger a un caballo maltratado por su cochero en Turín, perdió la razón, dejando de hablar y escribir hasta el momento de su muerte, once años después. 

Lo que a continuación pudo pasarle a ese caballo y a ese cochero es justamente lo que Béla Tarr recrea en este film, enlazando con los postulados filosóficos de Nietzsche e imprimiéndole un sello personalísimo y absolutamente descorazonador.

Los escasos (pero reveladores y profundos) diálogos, la impresionante fotografía en blanco y negro, las interpretaciones sobrias y rotundas de los protagonistas, la melancólica banda sonora y la enloquecedora presencia del viento, que todo lo mediatiza, hacen de esta película una obra maestra del séptimo arte.

Eso sí, insisto, lenta a rabiar y desalentadora como ninguna. Tenedlo en cuenta.

Vicente Muñoz Álvarez

Trailer in You Tube:


domingo, 4 de octubre de 2015

DE LA VISIÓN DEL ÁGUILA



sintiendo que me hago sabio y tonto a la vez, bueno y malo, niño y viejo, útil e inútil a la par y a la vez... es observar cómo se suceden los ciclos y las estaciones y sentirme automáticamente sabio y tonto a la vez... sabio porque voy aprendiendo ciertas claves de poder y tonto porque las desaprendo al mismo tiempo y velocidad a la vez... notando cómo me arrebatan algunas cosas y me repelen (del verbo repeler) otras muchas, encarnando el tic tac del reloj y lo absurdo de todo, riéndome como calavera que no llora y llorando como muñeco de guiñol que entiende y no comprende a la vez... pero la verdad sea dicha, le estoy pillando al fin la gracia a este macabro juego... todo es pasajero y todo muere y renace y permanece a la vez, y es todo gracioso si sabes en el fondo entenderlo... y las canciones, los besos y las sonrisas, las noches distorsionadas y lo desesperado y vertiginoso de la distorsión, los latidos de nuestras venas, qué no es completamente efímero y hermoso a la vez... es simplemente entenderlo, lo trágico e irónico y coherente de todo a la vez, sentir los minutos abrasando la piel, llegar a ese punto sin retorno de comprender y asimilar y sonreír a la vez... y la visión del águila: todo absurdo y panorámico a la vez, todo doloroso e insultantemente hermoso, todo a la vez... 


Vicente Muñoz Álvarez

EMARGINATI en DE COMPODRE

 
 




sábado, 3 de octubre de 2015

DEL CAMINO



aunque también la cosa es no parar, moverse, no enrocarse, abrirse y no cerrarse, subir y bajar, sentir y no dejar pase lo que pase de estar, porque sólo así entra en los pulmones el oxígeno que necesitas para respirar... estés donde estés y como estés, soñando o vendiendo zapatos, escribiendo o en la carretera, afinidades frente a las desavenencias, gente que está ahí y de pronto te lo recuerda, estoy o sigo aquí, y continúan los buenos latidos, qué extraño todo, no sé si bueno o malo, pero sigo sin mirar atrás el camino, me lleve a donde me lleve, sigo sin más el camino... 


Vicente Muñoz Álvarez


viernes, 2 de octubre de 2015

DE LAS PÉRDIDAS



van y vienen, entran y salen, vienen y van y salen y entran, las personas y los corazones, atraviesan como perdigones mi piel, y la verdad sea dicha, no me motiva nada este juego... que debería haber nacido en otro siglo, el XIX a ser posible, lo tengo cada día más claro, y que cada pérdida me deja una nueva herida, lo constata mi nutrida colección de cicatrices... no estoy hecho para el XXI ni lo estuve tampoco para el XX, ni soy de este planeta ni este tiempo y este lugar... no entiendo a la gente, no entiendo este siglo, no entiendo este mundo y no me entiendo tampoco yo aquí... así que a ver cómo regresiono a mis quimeras victorianas y mis platónicos universos de ensoñación, porque este en el que por azar he aterrizado no me seduce ya lo más mínimo... necesito pasión e intensidad y fe verdadera y me encuentro con frialdad y escepticismo y falta total de principios, y no, no me motiva nada este juego... máquinas teletransportadoras, visiones que arrebatan, sangre en las venas... 

dónde la puerta
la llave dónde
la respuesta


Vicente Muñoz Álvarez

DE LAS APARIENCIAS



que se lee poco en este país, sobre todo poesía, es algo que cualquier escritor, en especial los poetas, tiene (o debería tener) asumido, y que no sabemos nunca las vueltas aleatorias que dan nuestros libros, qué será de ellos, dónde estarán y en qué manos caerán, también... y al hilo de estas reflexiones, la siguiente anécdota que me ha sorprendido: acabo de ir a entregar un paquete de muestras de calzado a Villarroañe, agencia de transporte TNT, y al llegar he preguntado desde la furgoneta por la oficina a un repartidor que salía del local en un camión, un tipo con bigote y pelo blanco, de unos 60 años, calculo, que me ha indicado amablemente el lugar... y acto seguido, sin más ni más, me ha preguntado: ¿eres Vicente, el poeta, no?... la pregunta, en ese contexto y viniendo de quién me la ha hecho, un transportista que en absoluto tenía pinta de lector de poesía, me ha pillado por sorpresa, y le he dicho que sí, que soy yo, y que cómo y de qué me conocía, a lo que me ha respondido con cara de satisfacción: de tu libro Días de ruta y de tu fanzine Vinalia Trippers... ahí es nada... lo equívoco de las apariencias y el destino azaroso de nuestros libros... le he dado la mano y las gracias y sólo me ha salido (del corazón) añadir, guiñándole un ojo: pues esta es la furgoneta de Días de ruta... y luego, de camino a casa conduciendo, he pensado en sincronicidades, lo curioso y lo extraño, lo efímero y lo duradero, lo auténtico y lo pasajero... caras (sin rostro) de la misma moneda...


Vicente Muñoz Álvarez

jueves, 1 de octubre de 2015

DE LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS



es estar a gusto nomás, música de las esferas, sin más ni más... pero por qué, qué difícil saberlo... qué hace que con unos sí y con otros no, que todo sean puntos en común o por el contrario diferencias que nada puede salvar... con unos sí y con otros no, esa es la cuestión, y le des las vueltas que le des, te prendes de unos ojos o unas sonrisas no, y sin embargo con otros sí, todo fluye y el sol y marte y venus te sonríen y las afinidades acercan y las palabras, lo notas, son de verdad... cosas de los astros, supongo, que nos manejan desde arriba y tejen a su antojo nuestros hilos, y por muchas vueltas que le demos al asunto no lo vamos a cambiar... con unos no, se intenta pero no, y con otros sin embargo sí, así es sin más ni más... en eso pienso estos días...


Vicente Muñoz Álvarez 

REGRESIONES en ASTORGA REDACCIÓN


Nos satisface sobremanera hacer una reseña de un libro sobre un escritor leonés, narrador y poeta. Nos estamos refiriendo al titulado 'Regresiones' de Vicente Muñoz Alvarez y que ha sido publicado por la editorial 'Lupercalia'.

El libro es eminentemente leonés, en él regresa, -de ello su título- a los rincones de su infancia y juventud, al torreón del Palacio de Gaudí, a las tardes en el café Victoria, en fin, que este libro no es sólo la memoria melancólica del tiempo perdido para Vicente.

Regresar a la infancia, revisitar la juventud cuando estás a punto de llegar a una edad que no te crees. Todo esto es lo que expone Vicente Muñoz en su libro.

'Regresiones' se convierte pues en una especie de memorias precoces de un tiempo casi mágico. De su infancia en un León gris, hecho color gracias a los cómics, las viejas arquitecturas, los cromos y las teleseries.

Y por supuesto, 'Regresiones' es un positivo ajuste de cuentas con los héroes y mitos personales de su autor. Una larga lista, que recorre con naturalidad la popular y la alta cultura.

Este libro es también para los que están y para los que ya no están. Incluso para los que ni estuvieron. Es un álbum temporal de fotos de otro mundo que no va a volver.

El prólogo, que le da un mérito añadido, está escrito por otro leonés, Julio César Alvarez.


Alfonso del Río, en Astorga Redacción.