lunes, 28 de abril de 2014

PURA VIDA (Breve reflexión tras leer Días de Ruta de Vicente Muñoz Álvarez)


Días de Ruta.

Abro este libro, entro en sus páginas y la vida se bifurca en dos caminos.

Se desdobla en rutina y ensoñación a través de etapas remarcadas con las estaciones. Las temporadas comerciales y las del descanso laboral, que llega como un tiempo ansiado de liberación donde llevar al papel la voz guardada del poeta.

Noto el peso de las maletas de las muestras de zapatos de pie izquierdo, palpo la bruma del polvo del camino, la fonética grafía de los neumáticos en el asfalto, la perturbación de la niebla en la mañana, o de la lluvia o de la luminosidad del sol, y percibo la humilde penumbra de la habitación de los hoteles, donde me enfrento al cansancio en cada uno de mis músculos. Y también siento el ánimo de vivir, el deseo de exprimir cada segundo del tiempo amargo y hacerlo dulce, el respeto a la profesión de los antepasados, el amor a la verdadera profesión, la de escribir. 

Y sigo avanzando por la cordura sutil de las palabras, por el día a día, por la tempestad de la rutina con el aliento caliginoso de la crisis en la nuca, en el avance de los días donde los mapas de ruta se despliegan con la brújula apuntando hacia el faro de las ensoñaciones. Tengo los sueños despojados de la piel, hambrientos de ser cumplidos, y la revolución de los instintos me indica que el amor es una palabra que parece insuficiente para trazar su significado de un bocado. Poemas que me llenan de sal y azúcar la piel de los labios y que al llegar a la boca parece que mastico la espuma de las palabras…

Siento Pura Vida al leer estos poemas.

Puta catarsis.

Pura vida.

Como un proyeccionista de la vida, de la universalidad del instinto, de la raza de la palabra domada hasta hacerla más salvaje, Vicente Muñoz nos enseña la vida en este libro, a pelo, sin máscaras y sin ambages. Es una literatura hecha vuelta y vuelta, dejando el jugo inmenso del sentimiento para ser devorado por el lector voraz.

Poeta inmenso. Una vez más. Poeta extraordinario.

Lo dicho y lo insinuado mezclados en un vaso que se bebe en la noche: todo es vida. El universo de Vicente Muñoz, grandioso, abreviado en un puñado de páginas que se abren en reflexiones humanas, muy humanas, al cerrar el libro.

Y además, una magnífica portada de Julia D. Velázquez y una impecable edición de Lupercalia.

Sigo el camino… página a página… La Ruta de los Días… Un camino trazado en las venas abiertas de la vida.

Pura vida, hermano!


José G. Cordonié, en La hermética furibunda.



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