martes, 29 de mayo de 2012

SABOREANDO A BLANCA LI (2)


Empujé la puerta y allí estaba: lleno de vendajes y esparadrapos por el cuello. 

- Qué hay, Robe ¿cómo va esa herida? - le pregunté. Y él se me quedó mirando muy extrañado, sorprendido, preguntándose qué hacía yo en su habitación a aquella hora. 

- Verás, Robe, estoy algo confuso por lo que está ocurriendo últimamente, los asesinatos en los coches, los tipos esos con las mordeduras... La verdad es que no sé muy bien lo que hacer y bueno, pensé que tal vez pudieras tú ayudarme... El asunto no tiene que ver mucho conmigo, con el narco y esas cosas… 

- Y vienes a verme para que yo te solucione el caso... ¿ No es así ? 

- No exactamente, sólo quiero que me des tu opinión, que me digas lo que piensas del tema… 

- Mira - me dijo -, para ser sinceros, yo tampoco tengo ni idea de lo que puede estar pasando… Y no es que no quiera ayudarte, de verdad, lo digo en serio, dejando aparte otras historias… He visto las fotos de las dentelladas, de los tíos mutilados… Me las trajo el jefe del departamento el otro día para preguntarme lo que opino, igual que tú, y te juro que no sé de qué pude ir el asunto... El jefe dice que no hay huellas, pistas de ninguna clase, nada... Y que los forenses tampoco se ponen de acuerdo… una navaja, una sierra, un animal… 

- Así es, Robe, no sabemos nada. Y nos volvemos locos con los periodistas, los familiares de las víctimas, la asfixiante opinión pública… 

- Yo en tu lugar empezaría a preguntarle a todo el mundo - dijo -, a repartir leña a destajo, ya sabes, a quien pueda saber algo, a los que hayan descubierto los coches o a quien sea... La violencia es la mejor baza frente al miedo. Ves cantar a la peña sin tapujos, confesarlo todo, lo que hicieron, lo que pensaron hacer y hasta lo que nunca han hecho... Que alguna vez te equivocas, mala suerte, ya te disculparán en la oficina… caso extremo, fuerza mayor… lo que haga falta. Pero de entre todo ese ganado atrapas al culpable, no lo dudes... Préndeles fuego en el culo y verás cómo se arregla todo… 

Conque ya estábamos de nuevo, otra vez la vieja historia de la fuerza, la violencia contra la razón, el resultado frente al método... Me estaban entrando ganas de rematarle ya del todo... No podía con él, no le tragaba. Le hubiera dicho: vale pues, hasta mañana. Y le hubiese descerrajado un tiro a bocajarro en la sien. Hasta luego, baboso, fin de etapa... Aunque luego sólo dije: gracias por todo, Robe, ya nos veremos... Sin hacer para nada realidad mi sueño. 

Nueve y diez de la noche. En mi automóvil. Vuelta a casa.

Continuará...

Vicente Muñoz Álvarez, relato incluido en Black Pulp Box/Aftersun (Aristas Martínez, 2012).

Ilustraciones by Miguel Ángel Martín.

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