miércoles, 30 de marzo de 2011

MORDIENDO LITERATURA


Yo a Vicente Muñoz le tenía por escritor de talento, ingenioso y especialmente intuitivo, además de buen antólogo y amigo, pero es que al acercarme a El Merodeador (adecuadamente subtitulado Un Vaciamiento), esa visión se ha ampliado, intensificado y tal vez modificado para siempre. Este pequeño librito editado por Baile del Sol encierra algunos de los relatos más inteligentes, sensitivos y maduros que he visto en un escritor joven (porque Vicente lo es, por muchos años que cumpla). Alfonso Xen Rabanal le denomina sin aspavientos "el mejor poeta de León", eso no lo sé, pero seguro que sí uno de sus narradores más destacados y lúcidos. Acercarse a El Merodeador es hacerlo a toda una tradición de la literatura que él conoce tan bien, la de la angustia, la del dolor-pasión de existir, así su desnudo parece el de todos, sus heridas abiertas paracen las nuestras y la cosa acaba por ser una comunión entre los hombres que, en el fondo, es para lo que sirve la literatura (si es que sirve para algo, que no importa).

Reivindico como lector y apasionado de la literatura divergente, esta colección introspectiva de relatos "viscerales" que es El Merodeador (la otra antología Viscerales, en la que también aparece, podría definir toda una generación que derrocha honestidad existencial y entusiasmo creativo), aquí aparecen fragmentos de Pavese, Bernhard, Pessoa o el mismísimo Cervantes, confirmando esa impresión que tuve de adolescente de que la verdera literatura se parece mucho a la vida, por no decir que es la propia vida. Eso lo sabe a la perfección el bueno de Vicente Muñoz, que ha hecho de la literatura su residencia habitual, su lugar de esparcimiento y sufrimiento (siempre dice que esto de escribir es una carrera de fondo que desgasta mucho las zapatillas), ese lugar extraño donde ver reflejados fantasmas y la mejor/peor cara de nosotros mismos (que es la que interesa de verdad a las palabras). Existir es ir escribiendo, por eso, esperamos que Vicente continúe retratando su interioridad con esa habitual fiereza latida. Porque el padre del underground leonés es como un Kerouac cercano (y Xen un Burroughs más enérgico y Reichiano) en un juego de espejos que me sorprende y estimula y que hace de este lugar frío un privilegio literario por el que muchos pagarían y del que los demás ciudadanos no-lectores se benefician indirectamente a cuentagotas (al menos hasta ahora). Porque ha creado un sustrato, algo que viene a ser una educación sentimental con el futuro y lo joven, un diálogo igualitario donde todo creador escrito añade ladrillos gruesos, y la literatura viene a ser un contrato de sangre eterno con el diablo, en una ciudad que gusta demasiado de lo viejo y lo sagrado. Pero la eternidad sólo sonríe cómoda ante los valientes. Normal pues que firme con V, V de victoria, claro está.


Julio César Álvarez

lunes, 28 de marzo de 2011

DÍAS DE RUTA


Todavía con la resaca de la present (entrañable & estupenda) de Beatitud en León y de mis recién estrenados 45 tacos, me toca abandonar temporalmente la poesía y mi estado de habitual ensoñación para enfundarme el disfraz de hombre cuerdo e intentar vender zapatos en plena crisis...

Un mes y medio largo a la vista on the road, pero esta vez no en plan beatnik, oxigenando neuronas y recorriendo pletórico el mundo, sino como representante solitario de calzado en tiempos de decadencia y derrumbe, de extrañamiento y falta de identidad y espíritu...

Así es que al mal tiempo buena cara, a la vejez viruelas, a lo hecho pecho y a sudar tinta en la carretera sobre mi Volkswagen Transporter hasta que termine la ruta: es lo que hay.

Echaré de menos mi nido, mi vida interior, a mi perra, mi escritura, mis proyectos y amigos, el correo y los blogs, mis escapadas al monte, y sobre todo y por encima de todo, a mi compañeramada Jul, dulzura, aliento y vida.

Comienza la fiesta pues.

Y que Fortuna guíe estas semanas mis pasos...

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viernes, 25 de marzo de 2011

AULLIDOS EN EL CCAN


Lugar: Ccan (León). Hora: sábado, 21.00. Entrada: gratuita.

El Ccan acoge mañana sábado la presentación en León de la obra Beatitud, el homenaje que Vicente Muñoz y Nacho Escuín rinden a la generación Beat. En el libro, 33 escritores recrean la hazaña de Kerouac, Ginsberg y Burroughs. El resultado es un libro coral y variado en cuanto a su contenido, estética y forma, en el que cada autor ha aportado su punto de vista y enfoque sobre el fenómeno beat .

Diario de León, 25-3-2011.


Beatitud. Visiones de la Beat Generation es el homenaje que 33 autores de dos generaciones distintas realizan a través de sus textos a una de las más influyentes generaciones de las últimas décadas: la Beat Generation. Relatos, vivencias, impresiones... Literatura de calidad al servicio de una generación que se convirtió para muchos lectores y escritores en la puerta de entrada a una nueva forma no sólo de leer, sino también de entender el mundo. Hoy nadie duda de que Kerouac, Burroughs, Ginsberg, Corso o Ferlinghetti son clásicos de la literatura moderna.

http://www.ccan.eu/

miércoles, 23 de marzo de 2011

ELIZABETH TAYLOR

23 PANDORAS LIVE


No me canso de repetirlo una y otra vez: las antologías son libros de largo recorrido y fondo, de referencia, que reflejan el panorama y la situación literaria de un país en un momento concreto y por lo tanto no tienen fecha de caducidad definida. Los libreros (no yo) así lo confirman, manteniéndolas en sus catálogos bastante más tiempo que los demás libros.

Y como prueba de ello, ahí va esta declaración que las alertas de google me han enviado en relación a 23 Pandoras: Poesía alternativa española, que coordiné para Baile del Sol hace ya más de dos años, extraída de Navarra 2.com e incluída en este dossier sobre el Día Mundial de la Poesía:

Desde La Hormiga Atómica explican que lo más vendido son las recopilaciones y, si hablamos de títulos concretos, destaca 23 pandoras, de Vicente Muñoz Álvarez, o Huérfanos de Cernuda. “Aquí, los amantes de la poesía tienen su cita el primer viernes de cada mes, cuando se reúne En Verso Club”, añaden.
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lunes, 21 de marzo de 2011

NARRANDO CONTRACORRIENTE


En el blog de Narrando Contracorriente, la antología que Gsus Bonilla ha coordinado para Ediciones Escalera y que verá muy pronto la luz, están subiendo estas semanas las fichas de todos los autores del libro, con un comentario del relato que cada uno aporta.

Esto es lo que en él dicen de mí:

El sentimiento de vacío, la soledad, el desasosiego y la angustia no son sólo meras metáforas que puedan radiografíar al hombre contemporáneo. La atmósfera que este autor crea para sus relatos siempre nos resultará incómoda, de esta forma sus textos se apean del formalismo común y nos sitúan en las antípodas de lo normal y corriente, nos proponen vidas paralelas que no es nada descabellado que habiten en la peor de las pesadillas. Luego la destreza del autor está en que te replanteés, más de una vez y de dos, que lo inverosímil es la propia realidad. Cuando leo el relato de Vicente Muñoz Álvarez para Narrando Contracorriente me doy cuenta de que en un mundo obsesionado por la magnificencia, nadie debe olvidar al personaje secundario. Andamos a la caza de una ilusión, de una baranda a la que asirnos, porque hay una dificultad constante para la felicidad.

G.B

Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966).

Narrador, editor y poeta.

Ha publicado poemarios: Canciones de la gran deriva (Ateneo Obrero de Gijón, 1999), 38 Poemash (Vinalia Bolsillo, 2000), Privado (Baile del sol, 2005), Estación del frío (Eds. del 4 de agosto, 2006), Parnaso en llamas (Baile del sol, 2006).

Relatos y novela: Monstruos y Prodigios (Premio Letras Jóvenes Castilla- León, 1995, Amargord Ed. 2007), El pueblo oscuro (Las palabras del pararrayos, 1996), Perro de la lluvia (Iralka, 1997), Buscando la luz (Vinalia Bolsillo, 1998) Los que vienen detrás (DVD ediciones, 2002), El merodeador (Baile del sol, 2007), Marginales (Eje Ediciones, 2008), Mi vida en la penumbra (Eclipsados, 2008).

Y ensayo: El tiempo de los asesinos (Iralka, 1998).

Ha coordinado antologías como Golpes, ficciones de la crueldad social, con Eloy Fernández Porta (DVD ediciones, 2004), Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers, con David González (Eclipsados, 2007), Hank Over: Resaca. Un homenaje a Charles Bukowski, con Patxi Irurzun (Caballo de Troya/Random House Mondadori, 2008) o 23 Pandoras: Poesía alternativa española (Baile del sol, 2009).

Su obra poética y narrativa figura en antologías como Dos veces cuento (Ediciones Internacionales Universitarias, 1998), Poemas para cruzar el desierto (Línea de Fuego, 2004), Voces del Extremo (Fundación Juan Ramón Jiménez, 1999, 2000, 2002, 2006), Cuentistas (Ateneo Obrero de Gijón, 2004), La venganza del Inca. Poemas con cocaína (Cangrejo Pistolero Ediciones, 2007), Poesía para bacterias (Cuerdos de atar, 2008), Qué nos han hecho (IslaVaria, 2008) o Palabras Malditas (Efímera Editorial, México, 2009).

Editó, durante los 90, el fanzine Vinalia Trippers.

Blog personal:


Blog colectivo:


domingo, 20 de marzo de 2011

AFTER LIFE


Una muy agradable sorpresa y una inesperada vuelta de tuerca a las historias clásicas de fantasmas, además de las espléndidas interpretaciones de Christina Ricci y Liam Neeson (que monopolizan prácticamente todo el metraje) es lo que me he encontrado en After Life (2010), del director Agnieszka Wojtowicz-Vosloo.

Distanciándose de los clichés habituales del género, After Life nos introduce en un trama de hipótesis engañosas y pistas falsas, creando una atmósfera envolvente y sorprendiendo con un epatante final.

El tránsito entre la vida y la muerte, lo que podría pasar, cómo nos aferramos al cuerpo y cómo se desvanece el espíritu es, en esencia, lo que intenta explicar esta estupenda película, a caballo entre el horror y el thriller, que aporta una visión nueva sobre el género y la materia y que desde el primer minuto magnetiza al espectador.

Otra de mis recomendaciones 5 estrellas 5.

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Trailer in You Tube:

miércoles, 16 de marzo de 2011

ALTA TENSIÓN (una catarsis)


Es curioso cómo la cabeza o el subconsciente o el cuerpo nos ponen sobre aviso con pequeñas señales de la proximidad del desastre... Lo he pensado muchas veces y me lo he tomado muy a pecho y en serio, porque no creo que lo que me sucedió fuera sólo fruto de la casualidad o el azar... Indicios, claves, mensajes... El mío en concreto fue aquel dedo agarrotado, el corazón de la mano izquierda, con el que me levanté una mañana de enero del año 2005. Amanecí con él inflamado y con la falange superior pinzada, paralizada e inútil, sin habérmelo antes golpeado o torcido, sin motivo o razón aparente, y así lo tuve cerca de tres semanas, restregándomelo con Bálsamo Tigre y pensando que sería cuestión de días, hasta que cada vez más alarmado decidí ir a enseñárselo al médico. Que qué me había pasado, me preguntó, que tendría que haber ido antes a verle, que posiblemente hubiera que operar, que tendría que hacerme análisis de sangre y mirarme la tensión arterial, etc. Siéntate aquí, dijo señalando un taburete, y quítate la chaqueta... Era la primera vez en mi vida que me tomaban la tensión (siempre alejado por principios de médicos y hospitales) y no tenía ni idea de en qué consistía aquello ni de cuáles eran los valores correctos. Extendí el brazo derecho, me ajustó el brazalete en el bíceps, lo hinchó, comprobó mis medidas y se me quedó mirando ceñudo a los ojos. La tienes muy alta, dijo. Vamos a esperar unos minutos y a mirarla otra vez. Relájate, respira hondo... Volvió a repetir la operación y añadió: 18/11, eso es muchísimo, muy por encima de la máxima recomendada... Y así comenzó mi derrumbe.
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Este es el inicio de Alta Tensión (una catarsis), mi relato para la antología Viscerales, coordinada por José Ángel Barrueco & Mario Crespo para Ediciones del Viento.
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Un libro lleno de epatantes textos y sorprendentes propuestas, que desde mi penumbra os recomiendo de corazón.
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domingo, 13 de marzo de 2011

CUANDO ÉRAMOS REYES


Ganadora del Oscar al mejor documental en 1996, Cuando éramos reyes (When We Were Kings), de Leon Gast, reconstruye mediante testimonios y entrevistas de época el mítico combate de boxeo disputado entre George Foreman y Mohammed Alí (Cassius Clay) en Kinsasha (Zaire) en 1974.

Magnífica en todas sus secuencias y magistral en sus planteamientos y conclusiones, la película de Gast engancha, además de por las escenas de boxeo y la apabullante personalidad de Foreman y Alí (hiperactio, brillante y marciano donde los haya), por el retrato histórico y sociopolítico de los años 70 que esboza, los Black Panther, la situación africana, el escándalo Watergate y la dimisión de Nixon, el pacifismo, la insumisión y los conflictos bélicos norteamericanos de aquel período.

Después de muchas complicaciones y aplazamientos, Alí logra vencer milagrosamente sobre el cuadrilátero a Foreman por KO en un combate para el recuerdo, convirtiéndose en leyenda e ídolo de multitudes.

Un documental inolvidable, imprescindible y cautivador, que bajo ningún concepto deberíais perderos.

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When We Were Kings in You Tube:

PURA VIDA

Con Andrew en Costa Rica
(2007)

jueves, 10 de marzo de 2011

ENTREVISTA EN LA REPÚBLICA CULTURAL


Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín: “la Movida fue frivolidad, celebración tras el fin del régimen (Innombrable), pero la Beat Generation fue algo más serio…”

Entrevista a los editores de Beatitud. Visiones de la beat generation


Blanca Vázquez – laRepúblicaCultural.es

Beatitud. Visiones de la beat generation es la nueva joya de ediciones Baladí. ¿Sus responsables? Dos poetas, literatos, novelistas, editores y amantes del universo de las palabras y sus conjugaciones: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín.

Hemos hablado del libro hace un días, y con motivo del estreno de Howl (Rob Epstein & Jeffrey Friedman) el próximo 25 de marzo, película que acomete la influencia de un poeta, Allen Ginsberg y un poema, Aullido, volvemos a la influencia, la energía, la imaginación y fuerza icónica de los beats. Muñoz Álvarez y Escuín confiesan la influencia de aquellos genios desarraigados de libre albedrío que dejaron una impronta fascinante en la literatura norteamericana, (además de Ginsberg, Jack Kerouac, Neal Cassady, Charles Bukowski, Diane Di Prima, Gregory Corso, William Borroughs, etc, etc).

Ambos poetas, el leonés y el turolense se han echado al camino, recogiendo relatos (tan diversos como sus autores, e inspirados en la filosofía beat) de la efervescente nueva cantera de escritores españoles, que todo hay que decirlo, dejan al lector con la boca abierta y con la convicción de que el mundo literario está enérgicamente vivo. Larepublicacultural se ha acercado a ambos responsables de este vibrante libro para que nos cuenten sus proyectos y sus experiencias con Beatitud.

Para empezar queremos conoceros bien. Ignacio, háblanos de Eclipsados. Vicente te toca contarnos sobre Vinalia Trippers.

Ignacio: Eclipsados es un proyecto que nace del interés por la literatura, por devolverle algo de lo que ella nos ha dado. Hemos publicado muchos libros (más de ochenta y cinco) y en todos ellos hemos disfrutado con nuestro trabajo y nuestra apuesta ha sido editar lo que nos gustaba, aquello que creíamos que aportaba algo.

Vicente: Vinalia fue en su origen un fanzine de relatos ilustrados para adultos que comenzamos a editar en 1995 en León con la idea de dar salida a un tipo de literatura subterránea, alternativa y políticamente incorrecta que no solía encontrar hueco en publicaciones de corte oficial, pese a la calidad indiscutible de sus propuestas. Conocíamos ya de aquellas a un montón de escritores de talento ninguneados por el sistema y el canon, y nos propusimos crear para ellos una plataforma de expresión al tono, con una estética pulp y underground, fusionando la literatura con otras ramas paralelas, como el cómic y la ilustración, la música, el cine independiente, etc. Sacamos nueve números del fanzine y cinco libros de bolsillo entre los años 1995 a 2001 y regresamos en el 2007 con un libro homenaje, “Tripulantes: Nuevas Aventuras de Vinalia Trippers”, que coordiné con David González para la editorial Eclipsados. El año pasado editamos otro número con formato de libro, “Plan 9 del Espacio Exterior”, y un suplemento de poemas dedicado al malogrado escritor argentino Raúl Núñez. Y ahora estamos a punto de editar el número 11, que llevará por título “Trippers from the Crypt”. Por decirlo de algún modo, Vinalia ha sido el germen de muchos otros proyectos en los que he trabajado estos últimos años, antologías como “Golpes: Ficciones de la crueldad social” (que coordiné con Eloy Fernández Porta), Resaca/Hankover: Un homenaje a Charles Bukowski (con Patxi Irurzun) o “23 Pandoras: Poesía alternativa española”, además, claro, de Beatitud. Fue, en suma, un punto de encuentro para diversos creadores, que nos ha servido de ensayo y cantera para lo que ha ido viniendo después.

¿No parece difícil, fuera de tiempo, eso de ser poeta en el siglo de las redes virtuales?

Ignacio: Ser poeta siempre ha sido igual de complicado, y por otro lado no se trata de que lo sea o no, es decir, se trata finalmente de hacer poesía alejados, en la medida de lo posible, de las dificultades extras, bastante difícil es de por sí hacer poesía.

Vicente: La poesía nunca ha sido fácil, ni antes, ni ahora, ni lo será después tampoco. Es una apuesta minoritaria y difícil, pero el que la lleva dentro de algún modo la hará salir. Por otro lado, y aunque parezca mentira, las redes virtuales han democratizado de algún modo la poesía, al permitir a los escritores publicar sin la mediación de editores, mediante blogs y webs, etc.

Habéis hecho resurgir de sus cenizas a la Beat Generation, algo que hoy día es como un huracán de aire fresco entre tanta corrección e hipocresía política. ¿Cómo se os ocurrió escribir y reunir (con tantos autores fuera de lo común) estos pequeños relatos inspirados en aquellos rebeldes con o sin causa: Kerouac, Ginsberg, Cassady, Burroughs, Corso, Di Prima…¿y cómo habéis convencido a Ediciones Baladí para acercárnoslo?

Ignacio: Desde que conocí a Vicente Muñoz Álvarez sentí que acabaríamos trabajando en un proyecto como este. Él me transmitió esa esencia beat y era inevitable que tarde o temprano nos pusiéramos manos a la obra con este proyecto. Es un libro necesario. Todos los colaboradores han entendido esto y eso es muy importante.

Vicente: Bueno, Nacho y yo llevábamos ya tiempo dando vueltas a este proyecto. Hablamos de ello en las presentaciones de Tripulantes, y desde entonces hemos estado perfilando la idea hasta tener el libro listo. Nos parecía que una antología así, en momentos de falta de imaginación y espíritu como los presentes, era algo necesario y que de algún modo lograría conectar con un sector alternativo de la sociedad. Baladí se entusiasmó inmediatamente con la propuesta en cuanto les enviamos el libro, no hubo que convencerles de nada. Como nosotros, David y Nacho, los editores, son lectores y amantes de la cultura beat, y la idea de publicar este libro les sedujo al instante. Entre todos, autores, editores y antólogos, hemos formando un buen equipo. Y eso, las buenas vibraciones, se pueden palpar en el contenido y forma de Beatitud.

Quizá consigáis trasladar de las librerías de viejo a la Fnac las obras de este grupo de genios que tanto ha inspirado a otros muchos. ¡Vaya responsabilidad!

Ignacio: Y vaya alegría si lo consiguiéramos. Los beat siempre han estado entre nosotros, pero es cierto que un empujoncito para que vuelvan a las librerías (no habituales) sería todo un éxito.

Vicente: Ojalá fuera así, sería estupendo. De hecho, cuando yo comencé a leer a los beat, a finales de los 80, era en las librerías de viejo donde había que ir a buscarles, salvo algunos títulos muy concretos, como On the road. Ojalá este libro y nuestro homenaje aporten un granito de arena a la causa beat.

Beatitud. Visiones de la beat generation aúna un ecléctico grupo de relatos, cada uno hijo de su autor. 32 relatos, 33 beats, ¿dónde se ha escondido tú relato, Ignacio? Vicente, (Beatitud en Lisboa), ¿experiencias personales en tu aportación?

Ignacio: Mi relato es mi texto de presentación. Lo hablé con Vicente y decidí no hacer un texto forzado, además creo que el libro ha quedado estupendo tal y como está. Hubiera sido diferente en otras circunstancias, pero la vida, a veces, no nos deja demasiado espacio y hay que ser honesto con la literatura siempre. Si no hay tiempo no lo hay, y soy muy feliz con este libro tal y como es.

Vicente: Yo aporté ese relato a la antología como broche final, cerrando el libro, porque me apetecía hablar del movimiento y la mística beat, la terapia del camino y la evasión de lo prosaico mediante la carretera, que es en esencia lo que aborda mi cuento, titulado como la antología, Beatitud, y centrado en Lisboa, una ciudad cosmopolita y evocadora como pocas con la que personalmente me siento en deuda.

¿Qué hay de los beats españoles? podemos decir que La Movida fue nuestro fenómeno cultural equiparable a la beatitud de estos chicos norteamericanos de la ruta 66?

Ignacio: En algunas cosas sí, pero en otras me quedo con las generaciones posteriores de beats, como la de Vicente Muñoz. Hubo también beats anteriores como Miguel Labordeta y parte del grupo Niké en Zaragoza, supervivientes de la felicidad y la libertad en un periodo en el que estas dos cosas eran casi imposibles.

Vicente: Sinceramente, no veo demasiados paralelismos entre una y otra. Sí, quizás, en el transfondo de renovación artística y social, de rebelión contra el sistema, pero no en cuanto a estética y fondo. La Movida (sin menosprecio de las obras que alumbró) fue básicamente frivolidad, celebración tras el fin del régimen (Innombrable), pero la Beat Generation fue muchas más cosas, algo más serio y espiritual, filosófico y existencial, místico y revelador…

Nos parece ideal leer Beatitud con los acordes de The Doors como fondo. La influencia de los Beats en la música es infinita: Bob Dylan, Patti Smith, Tom Waits, el jazz, Lou Reed, Nirvana… Ya que sois los padres del proyecto, os voy a pedir un capricho, ¿qué música le pondríais a…? pongamos algunos de los relatos a voleo, sin desmerecer ninguno de los 32
Ignacio: Las cenizas de Allen Ginsberg (Uberto Stabile), Pi (Almudena Vidorreta), La india o el miedo (Ana Pérez Cañamares), Huellas en el polvo (David González), La compañía de finanzas amistosas (Eloy Fernández Porta).

A Pi le pega la Velvet Underground, quizá esa versión de sweet Jane estupenda. Al texto de Eloy algo más conceptual, al de David algo beat “rabioso” y al de Uberto Stabile la melodía más beat que puedas encontrar, es absolutamente beat.

Vicente: Three´s a crowd (Eduardo Almiñana), Jack, tenemos que hablar (Inma Luna), On the (Soviet) road (Miquel Silvestre), Dharma Thief (Lucas Rodríguez), Con unos tíos cualesquiera (Safrika).

Uffff… una pregunta difícil, sin duda… A ver, para Three´s a crowd, Tom Waits, por ejemplo, quizás Rain Dogs. Para Jack, tenemos que hablar, algo de Nina Simone. Para On the (Soviet) road, Born to be Wild, de Steppenwolf (Miquel es, además de un excelente escritor, un motero empedernido). Para Dharma Thief, un fondo rápido de didgeridoo (el instrumento que toca Lucas) y para el relato de Safrika, Hot Generation, de las Pandoras.

On the Road de Jack Kerouac es el epicentro de todo el movimiento. King of the Beats. Tanta es su influencia que el cine también le debe mucho a través de todas las road movies. Debería de ser un libro obligatoria en los colegios como lo es El Quijote, el cual también habla de salir al camino, aunque con otro lenguaje…

Ignacio: Creo que debería ser un libro “recomendado”. El concepto obligatorio no va con este libro. Con muchos tampoco va y llevan esa etiqueta. La lectura es importante, pero este es un libro al que los lectores jóvenes han de llegar por la sugerencia de otros, de los libros beats, de otras lecturas cruzadas. Pero sería todo un honor que nos leyesen los jóvenes, que este libro les ayudara a querer más los libros, otros libros, todos los libros.

Vicente: Está bien tu comparación, salvando las distancias. Cervantes, a su manera, fue también un beat revolucionario, y El Quijote una auténtica road movie a la española, estoy de acuerdo. Y claro que debería leerse On the road en los colegios… Conectaría con los jóvenes lectores mejor que cualquier libro de los que habitualmente les recomiendan, estoy seguro. Y lo digo por propia experiencia…

En la España de la transición tuvimos nuestras rutas, la ruta del Bakalao o ruta Destroy de la que habla Mario Crespo en su relato Ruta 23, pero parece que dejó la estela de algo más descerebrado…

Ignacio: Como todas las rupturas tras un periodo de gran estancamiento se producen algunos efectos que pueden no ser tan interesantes. Pero todos los caminos y sendas marcadas por la libertad lo son, así que lo ideal (y lo más beat) es que cada uno pueda hacer su camino, pase este por lugares más cabales o más descerebrados, lo importante es poder elegir—crecer—soñar en el camino.

Vicente: Ah, esas drogas de diseño… cuánto daño han hecho… y lo que nos queda por ver aún… Cerebros destruidos, que dirían los Eskorbuto

Drogas, libertad sexual, misticismo, pacifismo, poetas un tanto turbados sin casa ni paradero fijo, rebelarse contra las normas del sistema, beats que tienen que “morir jóvenes o mueren ridículos” (Miquel Silvestre). Se me hace difícil ver a los jóvenes de hoy, demasiado preocupados por la crisis económica o los efectos de la globalización, la ecología, dejarse llevar así.

Ignacio: Los jóvenes de hoy son estupendos, libres, muy libres. Quizá la sociedad sea el problema. Yo no tengo una visión fatalista de la juventud, me parecen maravillosos. Quizá esta globalización “americana” sea más responsable de algunas cosas de lo que algunos quieren hacer ver. Quizá el problema sea que todas las sociedades se comportan como una sola basándose en unos valores poco recomendables.

Vicente: Bueno, muchos relatos del libro, hay que tenerlo en cuenta, retratan a un sector minoritario e incluso marginal de la sociedad, para el cual las normas de la mayoría, por decirlo de algún modo, no son las que rigen sus vidas… También en los años 50 primaban los mismos problemas que mencionas, o semejantes, y los beat miraban hacia otro lado, precisamente hacia el misticismo, el pacifismo, la insumisión, etc.

Cuando leía Beatitud me venía a la mente un libro muy beato también, “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño. ¿Qué narrativa actual os parece Beat hasta la médula?

Ignacio: Ya lo he dicho, Vicente quizá sea mi Beat preferido, pero también lo son aquellos que luchan por sus ideales dejándoselo todo en el camino (como Sergio Gaspar, por ejemplo).

Vicente: La de Sam Shepard, por ejemplo, uno de los herederos más brillantes de los beat. O la de Bolaño, como bien dices. O, centrándonos en nuestro país y en Beatitud, la de Miquel Silvestre, escrita literalmente on the road, o la de Carla Badillo, amiga de los beats de Frisco, o la de David González, visceral e insurgente, o la de Uberto Stabile, por citar algún ejemplo.

Pertenecéis a generaciones diferentes pero no muy alejadas (Vicente del 66 e Ignacio del 81). Diferencias que veo también entre los escritores y escritoras que participan en el volumen, desde 1954 (Sergio Gaspar) a 1987 (Eduardo Almiñana de Cózar). ¿Esto ha supuesto algún escollo para vuestra visión del proyecto?

Ignacio: Ninguno, la verdad es que ha sido una suerte que Vicente conozca tan bien a los escritores de su generación y yo intente conocer tan bien a los de la mía. Nos gusta leer, nos gusta leerlo todo, leerlos a todos y conocerlos.

Vicente: Más bien al contrario, nos ha permitido comprobar la recepción del fenómeno beat en casi tres generaciones de escritores españoles, que era una de las premisas de este libro. Y ha hecho el conjunto más variado y apetecible.

Ignacio, diriges encuentros de poesía en la Universidad de Zaragoza, y has publicado seis obras poéticas, la última Habrá una vez un hombre libre, 2009.
Vicente, has publicado poemas, relatos, novela, la última Mi vida en la penumbra, y ensayo, El tiempo de los asesinos. ¿Algún otro libro en curso, planes de futuro? ¿Como veis el panorama literario y editorial español, plagado por un lado de muchos best-sellers de fácil digestión?

Ignacio: Siempre hay un próximo libro en la mente, vivimos de eso, de nuestro deseo literario. Sin ese sueño no hay literatura, luego no ha vida. El panorama literario es rico, permite todas las posibilidades y me niego a no verlo de una forma optimista. Cada vez que dudo aparecen sellos como Baladí que me hacer recordar que esto es una fiesta, la de los libros, y que formamos parte de ella y somos felices.

Vicente: Yo estoy rematando mi nuevo poemario, Animales Perdidos, que entregaré muy pronto a imprenta. Y en vías de publicar un ensayo sobre cult movies, donde abordo otra de mis grandes pasiones, el cine independiente y de autor. Y preparando, como ya mencioné, el nuevo número de Vinalia Trippers, dedicado a la literatura pulp de horror. Respecto a tu segunda pregunta, bueno, es cierto lo que comentas, y triste también, pero también es cierto que hay cada vez una mayor efervescencia de pequeñas editoriales que apuestan por autores nuevos, y una infraestructura de blogs y espacios para publicar en la red de lo más variopinta y prometedora. De nuevo, las ventajas de la blogsfera.

Y por último ¿os habéis manchado los dedos alguna vez de Nocilla?

Ignacio: Digamos que más de una vez, y ahora se ha convertido en una costumbre los domingos por la mañana de lo más divertida. Fuera de bromas, sí, y lo volvería a hacer, claro.

Vicente: Jajaja… Para merendar algunas veces, como tentempié… Bromas aparte, como en todos los movimientos, hay en el que mencionas cosas más y menos valiosas, y de las buenas siempre se puede sacar provecho, dejando a un lado los complejos y modas.



lunes, 7 de marzo de 2011

BEATITUD


Todo viniendo y yendo en todas partes,/ los mismos lugares yendo y viniendo./ De cualquier modo todos terminaremos en el cielo,/ juntos en esa dorada gloria eterna que he visto.
Jack Kerouac
 

Visionaré esta historia a la manera del santo beato Jack, no para imitarle (no podría) ni por deslumbrar con falsas claves de desolación, inquietas fórmulas de pensamiento (cuando por ejemplo él dijo: di todo lo que tengas que decir, lo que te pase por la imaginación, no te contengas, no analices), sino porque, a decir verdad, no hay otra manera de explicarlo, aquella luz, el cielo, la beatitud de la ciudad, la distorsión del tiempo y el torrente de sensaciones de aquel día... Febrero, Lisboa, una colcha de colores fuertes, la ventana, los negros, las almenas del castillo... Allí estamos los dos, ella aún dormida y yo despierto (pensando, como tantas veces, en la ruina que dejaba atrás, mis obligaciones, como siempre, como tantas otras veces, cuando hacíamos las maletas y corríamos sin rumbo hasta encontrar la perla, el movimiento, sí, nuestra terapia, cargándonos de imágenes para el recuerdo, para darle a la vida algún sentido, y sólo el movimiento era entonces nuestra cura, cuando planeábamos juntos la escapada, cien claves de ilusión, visitando ciudades, pueblos, bares, pero también pensando - como estaba haciendo entonces - que nada en realidad tenía sentido, que todo era un engaño, una prolongada muerte a crédito, y que lo que dejaba atrás, lo que teóricamente debía olvidar en tan mágicos instantes, mi casa, mis oposiciones, mi escritura, eran buena prueba de ello), mirando al techo, las paredes azulonas de aquella habitación en Rossio, los dos llenos de magia, con los ojos cargados de la luz del cielo alentejano, cegador, las llanuras de alcornoques, las casas blancas, los burros, las iglesias, tanta paz, y pese a todo pensando en mi vacío, allí tumbado, ella dormida aún en mi pecho, dando vueltas alrededor del círculo melancólico de mi cabeza, insatisfacciones, lo que acecha en la distancia al regreso, los dos entrelazados dándonos calor e imaginando, como tantas otras veces, que sería imposible no estar juntos... Como el amanecer de casi todas las mañanas, yo despierto y ella esperando inconsciente una señal, lo sabe, aguarda el momento de mostrarme en sus ojos la mañana, de empezar con ilusión el día, hoy aquí, mañana allí, con esa sensación de olvido que sólo confiere al cuerpo la distancia, el huir, escapar lejos del mundo (siempre ha sido así, esta impaciencia, esta inquietud y mi filosofía decadente de las cosas, repasando contínuamente mis recuerdos, demorándome siempre en malos tragos, recriminándome el hecho para mí asombroso de estar vivo), como aquella mañana de aquel glorioso día, ella en mi pecho... Pero al fin abre los ojos, se estira, bosteza y empezamos a visionar juntos los rincones que hemos visitado y los que nos falta aún por ver, aquella inundación de luz que habíamos experimentado días atrás en Castelo de Vide o en Monsaraz navegando por sus calles para arribar luego en Lisboa, la Gran Perla del Tajo, y reencontrarnos una vez más en nuestro sueño... O hablando, cómo no, de mi tristeza, la que he sentido siempre, cómo no, de mi tristeza... Asunto que la desespera (no hay tristeza en el camino, dice) y enturbia por completo el ánimo. Yo la acaricio, la beso, ella se levanta, sonríe, va al servicio y regresa luego y nos fundimos en un intenso abrazo (o liamos un cigarro y lo fumamos y nos fundimos después en ese abrazo) para empezar de nuevo el día (o tal vez yo me hubiese levantado ya a escribir, evitando despertarla, y hubiese fumado solo ese cigarro y pasara lo demás después). Escucho la radio en portugués y observo el movimiento ya frenético de Rossio desde la ventana mientras ella canta Strangers in the night frente al espejo embadurnándose de crema el cuerpo y desde mi olvido, proyectada mi mente en la distancia, su voz me rescata y opera un nuevo prodigio: en su mano dos pequeños trozos de cartón, tan poderosos, diminutos, sin que yo tuviera noción de nada, una sorpresa, según dice, para momentos muy especiales como el que vivimos, en mitad de nuestro viaje, en mitad de nuestro cielo... Su sonrisa, su mirada, aquella invitación al sueño... Y en nuestras lenguas florece así el milagro, lentamente, disolviéndose, ácido en nuestra saliva, en nuestra sangre... Diez y veintiséis de la mañana, Restauradores, Figueira y la vieja Ginja en una esquina, llena de caboverdianos, altos, negros (el misterio de sus ojos, indefinible, oscuro, antiguo), y las primeras descargas de advertencia espalda arriba, por las piernas, ascendiendo, la inquietud, la corriente y el ardor del licor de ginja en la garganta con el estómago vacío para abordar la calle, el cielo, el mundo, con ese prodigio de fuerza en nuestras almas. Andando o corriendo o sonriendo, agarrados de la mano, percibiendo nuevas formas, nuevos significados, nuevas luces, grandiosos mensajes en clave y el bullicio de las calles, la gente yendo por lo general hacia algún sitio y nosotros disfrutando la serenidad casi mística de nuestra deriva materializada en el hecho de no estar obligados a hacer nada, de ver, sentir, disfrutar del movimiento en pleno vuelo, sin nocturnidad, puros, beatos, libres, engañando una vez más al tiempo (por no referirme a la amenaza de mi mente mientras la marea iba subiendo, la posibilidad, siempre presente, de que aquella energía pudiera transformarse en pena, volverse en mi contra y destrozarme de nuevo el corazón) en la ciudad donde sufrió tanto Pessoa, funcionario solitario en su buhardilla masticando su olvido, el dolor multiforme de sus heterónimos (la ciudad a la que ella y yo regresábamos de nuevo aquel invierno, por tercera vez, cautivados por su embrujo, el color de cielo, la saudade, la sensación de estar en casa, la decadencia, la abstracción), pero nuestras piernas eran fuerza y brillaba el sol e intentábamos coordinar lo que decíamos, palabras y palabras, torrentes de palabras que el viento se llevaba y que ascendían luminosas hacia el cielo mientras caminábamos a pasos largos y enigmáticos hacia la Alfama... Allí estamos ahora, junto a la Sé, con nuestras botas, la mochila, la máquina absurda de fotos y esa bomba de ilusión en nuestros cuerpos para suplicar a nuestro modo por nuestro destino. Así yo nazco a la luz, no en mis ojos, sino dentro, y es un éxtasis de conocimiento por los que nos velan, no allí arriba, en las vidrieras, sino dentro de mí, latiendo ágil al fondo del cuerpo.Sobre nuestras cabezas, ya en el claustro, brilla un sol radiante y límpido de libertad (como en Monsanto días atrás, sobre un monte escarpado, entre las rocas, casas blancas, un castillo ruinoso allá en lo alto y un sendero al fondo del abismo recibiendo toda la sangre de la puesta de sol), con el juguete del mundo entre las manos, la maqueta a escala diminuta de la felicidad. Ahora mi mente está tranquila, libre de culpa y de pecado. Sentados en la terraza de un bar frente a la Sé: hipnosis, amnesia, pérdida de identidad... La medicina frente al tedio, la música de las esferas, de lo que no hay pensar en el camino, cuerpo y vida desechables, malos tragos, la historia resumida de un fracaso. Aunque ahora soy el que prefiero, mi desdoblamiento más gozoso, con las ventanas de mi corazón abiertas, desordenando mi cabeza el temporal. Del caos del cielo y las palabras, del bienestar fingido y del sosiego, de la magia de la vida que duplica la horrible sensación que queda atrás: yo el doliente, el intruso, el lobo, el puercoespín... Yo como animal enfermo. Regreso a la matriz. El fulgor del firmamento para perder el respeto a los fantasmas, tantas ruinas abrasándonos la piel, la apremiante sensación de huída, de escapada, de carrera frenética a ningún sitio...Sabiéndome de nuevo impropio, repasando por instinto mis recuerdos, haciendo de mi vida más historia... Porque todo es siempre igual, ese sentirse extraño en el camino, como ajeno, desproporcionado frente al sueño... Viaje al fin de la noche. Trampas forzadas frente al tedio. Un montaje para acallar la impotencia, dibujar huellas y forjar un destino... La vendedora de castañas consumida, el tipo con aspecto de rabino, los jóvenes desgastándose bajo los soportales, la negra vendiendo bolsitas de pan duro a los turistas para dar de comer a las palomas, a esos cientos, miles de palomas que agitan con sus alas el confín. Lisboa: la vida que se hunde y sigue en pie. Recibiendo mensajes subliminales y hablando volados de Chinaski y Mona y Henry. Marineros, artistas, fulanas, sifilíticos y opiómanos, fadistas, poetas, yonquis, carteristas... Beodisea. Y beatitud. O el tiempo que no existe. Y la terapia del camino. Vocación de olvido, incoformismo visceral respecto al mundo. Como entonces, en plena huida, en pleno vuelo, a cientos de kilómetros de casa escribiendo en sudor de ocio y confusión nuestra historia, emborronando por centésima vez las páginas más memorables de nuestras pequeñas vidas. Como lagartos viejos e inteligentes por la raza apostados en el fango para ver brillar el sol, la perla, un tercer ojo que se abre para visionar el mundo desde un prisma distinto, entre la bruma, vacilante en su hermosura, selección de imágenes y sentimientos, un estado balsámico del alma que galvaniza de algún modo el cadáver que llevamos todos dentro... Carnaza para los gusanos. Concesiones al dolor. La prueba de fuego hacia el Grial, cuando la presa y el anhelo se desbordan y todo es sosiego y calma al interior. Aunque sólo los pájaros, en el fondo, dominen las alturas. Del jodido magnetismo del hombre hacia la tierra. Pero tranquilos, distendidos, con algunas gotas de luz para el recuerdo, kilómetros y kilómetros recomponiéndose, reorganizándose para poder entrarle de nuevo al mundo. Es la clave de esta historia, de esta huida: un canto de cisne cuando los monstruos dejan de gritar. Te crees de pronto ubícuo y planeas como un fénix sobre tus cenizas. Y de este modo, como un sueño, el tembleque por las piernas, la descarga, la revelación y a subir cuestas y escaleras sin sentir fatiga hasta el Castelo, antiguo, dorado, evocador, lleno de recodos mágicos, de almenas, miradores, una visión de Lisboa hermosa y plena, la Baixa, la Alfama, el Chiado, el Barrio Alto y la solemnidad del mar azul bajo el cielo o la corriente en la espalda, en la cabeza, una orgía hipersensible, las conversaciones locas, ella y yo, sus ojos negros, labios rojos, su melena de aguas negras y la sensación por lo general esquiva de sentirse amado, intensamente amado, como un chorro de luz que llega directo al corazón. También la plenitud del cuerpo en su grandeza, su magnificencia, cómo destila fuerza y vida... Y más tarde distante, ajeno, como impropio en un salto de espacio y tiempo hacia la Alfama: ropa tendida en los balcones, fruterías diminutas, naranjas, mangos, fresas saliendo del cofre de un pirata, su botín, perlas, diamantes, putas, negros, viejos redimidos, santos, curados de su pena en la iluminación de nuestras almas. Lo que pensamos, lo que hablamos, nada concreto, cuánta fuerza. Liar un cigarrillo en una tasca sin luz en el servicio al son de patéticos fados de tristeza (el olor es imposible, el sueño, todo es imposible, la cadencia de los coros, las guitarras) y aspirar su fuego para potenciar de nuevo la ilusión de nuestros cuerpos hasta llegar de pronto a la Plaza do Comercio y desde allí subir alocadamente a un ferry rumbo a Almada y sentir que también el agua es vida, una gran balsa de plata, de esperanza, su reflejo, y de nuevo saber de nuestro amor, esquivo y pasajero, pero curtido en múltiples guerras de desolación. Es entonces cuando nos confunde de nuevo el tiempo y arribamos en el Cais do Sodre, en el British Bar, el café de la luz del más allá, con sus mesas de madera y sus viejos grifos de cerveza y esas vidrieras místicas por las que la luz filtra milagros, lo ilumina todo en el pasado (ella pide dos cervezas y va luego al servicio mientras yo, sentado en un taburete en la barra, tengo otra visión, la visión del tiempo en retroceso, al observar el reloj de pared, cuyas agujas giran enloquecidamente hacia la izquierda, en sentido inverso, lo que inexorablemente, volviendo al hostal por la mañana y al Alentejo hace unos días, me lleva asimismo a mi ciudad, a mi casa, a mis fantasmas), a los dos viejos de pelo blanco que charlan ensimismados como soñadores en la esquina, a los camareros de uniforme blanco aséptico, al limpiabotas caboverdiano que dormita junto a la puerta y a nuestras propias ilusiones débiles, cada vez más en descenso, de bajada, tan desfallecientes. Y después el Barrio Alto, sus calles largas empedradas, sus cuestas insondables, sus tabernas... Clavados de pronto frente al escaparate de una extraña tienda que expone en sus vitrinas mezcal Ultramarine, sólo eso, nada más, mezcal Ultramarine, el del Cónsul, en Lisboa, algo increíble, como una premonción, y en el interior probarlo, sentirlo arder, comprar una botella y hablar luego de la tragedia del arte y la literatura, esa ambigua maldición de los que sueñan, de los que sufren y exploran el lado oscuro de su corazón (como evidentemente hizo el Cónsul versus Lowry en Méjico con el mismo mezcal que milagrosamente encontramos), para empezar a estar de nuevo triste (también fueron Jack & Neal, el viejo Charles, Scott Fitzgerald y su adorada Zelda, todos santos bebedores, santos perdedores, Joseph Roth o cualquiera de los heterónimos de Pessoa, ya de puestos) (aunque a decir verdad esa tristeza falsa, pese a la fingida fuerza efímera de las circunstancias, tiene un nombre y es cansacio) y proponer languideciente como un niño regresar a casa, a nuestro hostal en Rossio, para lamernos juntos las heridas y bebernos luego a solas nuestra pena como elefentes enfermos que agonizan y caminan hacia perdidos cementerios en la noche a pasos lentos. De modo que desde el elevador de Santa Justa nos dirigimos a nuestra guarida cabizbajos, perdiendo energía por los ojos, por las manos, por la boca al respirar (porque el aire que antes era fuerza es ahora, algún tiempo después, la causa evidente de nuestro enervamiento), hasta que de pronto ella se planta frente a otro escaparte, se vuelve y grita: espera un momentito, salgo ahora, y desaparece entre el bullicio... Y entonces yo me quedo solo y miro al cielo y siento de pronto roto el corazón, una vez más un gran vacío, como si nada tuviese sentido, la vida, mi vida, mi esperanza, hasta que ella aparece de nuevo como un ángel de entre las tinieblas sonriendo y me sususrra: mira lo que he encontrado para ti, una cinta muy especial, algo sublime, calidad de sentimiento, y acto seguido (cuando todo parecía definitivamente abocado a la ruina y al dolor total) me conduce calle arriba de la mano a nuestro hostal, se desnuda lentamente, enciende una varita de incienso, lía con su habitual desenvoltura un cigarrillo, introduce la cinta en el radiocaset, se tumba a mi lado, me abraza y yo escucho por primera vez la voz tan dulce de Cesarea Evora, iluminada de añoranza, de misterio, que parece susurrarnos: todo es pasajero, chicos, así que yo os voy a cantar algo muy tierno (igual que en las películas, cuando la heroína enfundada en terciopelo azul le dice a su amante a media voz: ¿ recuerdas esta vieja canción, cariño ?, y él dice que sí y a continuación, tras un fundido a negro, se ven imágenes como de bruma al ritmo de esa música bajo decorados tipo Torre Eiffel) que os consolará de vuestra pena, una cadencia lánguida de vaudeville, crepuscular, de borracho desahuciado, de mujer de luto en una esquina, de perro de la lluvia, de ilusión que olvida el fin de la noche, de anciana dormida y babeante en un sofá, de lobo de mar fumando en pipa, una cadencia celeste que no cesa, que fluye como las lágrimas del pozo amargo de la vida, de las casas, de los sótanos, de las cocinas, del color del mundo creado por los hombres... Y con ella nos fundimos como santos ella y yo, penetrándonos las almas, bebiendo en nuestros corazones, ahondando en nuestras grietas, subiendo, ascendiendo, ascendiendo... y sintiéndonos por vez última inocentes, puros, antes de abrir la botella de ese otro infierno llamado Ultramarine, que parece susurrarnos Nevermore...


Vicente Muñoz Álvarez, de Beatitud: Visiones de la Beat Generation (Ediciones Baladí, 2011).

domingo, 6 de marzo de 2011

VALHALLA RISING


Con ecos de Aguirre, la cólera de Dios (la obra maestra de Herzog), Valhalla Rising (2009), de Nicolas Winding Refn, es una de las propuestas más brillantes e innovadoras del cine de vikingos de los últimos tiempos (me atrevería a decir que, incluso, de todos los tiempos), alejada por completo de los clichés habituales del género, contundente, hipnótica y abrumadora.

Sabido es que fueron los vikingos los primeros europeos que, hacia el siglo X, mucho antes de Cristobal Colón, pisaron el continente americano, fundando en la isla de Terranova algunas colonias.

Partiendo de tal hecho, Valhalla Rising reconstruye subjetivamente lo que pudo ser aquel durísimo viaje en barco y lo que al otro lado del océano, en territorio hostil, la expedición pudo encontrar (traición, penuria y muerte, básicamente, como la de Lope de Aguirre a El Dorado).

Paisajes de bruma y ensueño, impresionante fotografía, una atmósfera ominosa, envolvente y densa, escenas de lucha y acción que quitan el hipo y la soberbia interpretación de Mads Mikkelsen encarnando a One-Eye (Un-Ojo), convierten esta película en una magnífica gema para engarzar.

No os la perdáis.

v

Trailer in Youtube:

sábado, 5 de marzo de 2011

NARRANDO CONTRACORRIENTE: Próximamente en las Librerías.


A finales de abril ya estará en librerías NARRANDO CONTRACORRIENTE (Ediciones Escalera). 50 autores de cuentos que han aparecido en la revista Al Otro Lado del Espejo.

En los cinco números editados ha logrado publicar a autores noveles de la mano de otros más experimentados, incluso consagrados. Un centenar de creadores en total. Algunos de los autores noveles ya han logrado publicar uno o, incluso, dos libros de cuentos o relatos. Además, AOLdE enriquece sus textos con ilustraciones de creadores reconocidos, para darle más valor añadido al cuento, relato o minificción.

La revista se pone a disposición gratuita en todo el mundo por internet con un número de descargas asombroso, y se imprime al solo efecto de entregar ejemplares a los colaboradores (ilustradores, autores reconocidos que participan de esta filosofía "de cadena" y a los autores noveles) y asegurar la publicación del siguiente número. Sólo ver la sonrisa en los ojos de estos últimos hace que el proyecto merezca la pena.

Ninguno de los que elaboramos la revista gana un euro con ello. Ponemos nuestros conocimientos y habilidades, nuestro tiempo y esfuerzo, al servicio de un sueño: dar a conocer el cuento en España, sacar a la luz a autores que pensamos que merecen la pena ser leídos.

Todo ello se hace al margen de instituciones, editoriales, fundaciones y demás poder económico literario. Como es lógico, eso nos garantiza una absoluta independencia. Hacemos lo que queremos y como lo queremos. Hemos demostrado que se pueden abrir nuevos caminos al cuento, innovamos en cada número, aunamos una mixtura de disciplinas creativas al servicio de lo breve.

Y estamos muy orgullosos de lo que se ha conseguido.

NARRANDO CONTRACORRIENTE contará con presentaciones en distintas ciudades del territorio nacional, y en diferentes ferias de edición y del libro, no solo en España. Os iremos informando de las fechas.

De momento, estos son los 50 autores elegidos:

ABAD, Nacho ALGEET, Escandar B. GALLARDO, Lola BARRUECO, José Ángel BATANIA BORDÓN, Antonio C.FANJUL, Sergio CLEMOT, Fernando CRESPO, Mario ECHARTE, Iñaki ESPADA, Manu ESQUIVIAS, Oscar FIDES, Sonia FRüHBECK, Carlos G.NAVARRO, Hipólito GONZÁLEZ, David GUTIÉRREZ, Esteban IRURZUN, Patxi LUIS, Talía LUJÁN, Marcelo LUNA, Inma LÓPEZ, Domingo M.RODRÍGUEZ, Ángel MARTÍN, Miguel Ángel MONJE, Reyes MORALES, Luís MUÑOZ ÁLVAREZ, Vicente NAVEIRAS, José OBRERO, Susana ORTIZ, Daniel ORVIZ, Daniel PAZOS, Olaia PEREZA, Pepe PORTILLO, Andrés PÉREZ CAÑAMARES, Ana RABANAL, Alfonso Xen RABANAL, Luis Miguel REFOYO, David RENSTRöM, Markus RODRÍGUEZ, Esther SALEM, Carlos SANZ, Marta SERRANO, Javier SILVA, Lorenzo SILVA, Mª Jesús SÁNCHEZ SEMPERE, Mayte TALAVERA, Estelle VUKUšIć, Déborah WOMACK, Marian

Larga vida al cuento!

jueves, 3 de marzo de 2011

TRIPPERS FROM THE CRYPT

Un año después de embarcarnos en la nave Vinalia y recorrer medio universo avistando marcianos y verificando abducciones, ha llegado el momento de comenzar a concretar nuestra siguiente aventura... esta vez rumbo al Infierno...

Trippers from the Crypt

se titulará nuestro próximo especial, que como podéis imaginar, viniendo de nuestras retorcidas y maquiavélicas mentes, será de lo más terrorífico...

En nuestra cripta bodega se está ya cociendo una espeluznante pócima de relatos de horror y espanto que, os lo aseguramos, os helará la sangre en la venas.

Todo ello, una vez más, de la mano de los mejores narradores, poetas e ilustradores de nuestro país.

Queridos drugos:
Preparaos para la Invasión.

Lo vamos a pasar de miedo

v

miércoles, 2 de marzo de 2011

BEATITUD EN ZARAGOZA

Miércoles, 2 de Marzo
20 h. Fnac Plaza de España
Zaragoza
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Con la presencia de
David Vicente (editor)
Ignacio Escuín (antólogo)
& los autores
Almudena Vidorreta
David Mayor
Octavio Gómez Milián
Raúl García

Y las actuaciones de
El hombre lento
& Experimentos in da Notte

Os esperamos

NOCTURNE