miércoles, 29 de julio de 2009

viernes, 24 de julio de 2009

JUL IN THE SKY WITH DIAMONDS


por tu risa por tu espontaneidad
por tus lunares por tu culo en pompa
porque no te gusten las vísceras
por llenar de luz mi penumbra

por tu hermosura marciana
por las uñas de los dedos de tus pies
por querer tanto a mi perra
por nuestros planes 9
desde el espacio interior
por el sabor de tu sexo
por cómo subes el muslo al sofá
por tus carlotas tus vampiras
por tus fotos tus caderas
por tus piernas robert crumb
y por tus gafas de sol selenitas
por los preparativos del viaje
por cómo me has encontrado
por cómo me has cautivado
por cómo te has entregado
por cómo te ruborizas
por ser tú por exisitir
por arrebatarme de belleza
por devolverme
la Visión de nuevo
me sabes bien Jul
brilLamos deSDe el cielo
.
Vicente Muñoz Álvarez
.
Photo by Jul

miércoles, 22 de julio de 2009

LOVE & SEEDS


construimos
aquella casa
de juguete
sobre una
colina
con ramas
piedras pajas
&
dos semillas
dentro
deseando
intensamente
que
se hiciera real
se hiciera real
&
abrazados
frente al sol
de poniente
consagramos
juntos
el rito

nuestro amor
era un milagro

el ocaso
un sortilegio

aquel hogar
lo más bello
en la tierra


Vicente Muñoz Álvarez

Photo by Jul

martes, 21 de julio de 2009

MUNDO EXTRAÑO


A Jul, with Love


aquel día

lo recuerdo

me sentía
particularmente
roto

roto
por dentro
y por fuera

rota
la cabeza
el cuerpo
el alma
roto
el corazón

aquel día

lo recuerdo

tenía también
un tremendo
catarro

me lloraban
los ojos
la nariz
la frente
me ardía
pensaba
en la gripe
A

era
un domingo
insufrible
de resaca
y desamor
en la tierra

otro
domingo
más

y tenía
pendiente
aquella
inexorable
comida
anotada
en mi agenda

un compromiso

aquella
comida

y
me sentía morir
con aquel catarro
a cuestas
pero
no podía
evitar ir

me armé de valor
me duché
me vestí
llegué reventado
al lugar convenido

y entonces
la vi

(no la conocía
no me la esperaba)

de entre todas
aquellas caras

deslumbrante
y marciana

la vi

e inmediatamente
se esfumó mi tristeza

volvió
a correr
la sangre

a bombear
de nuevo
el corazón

y todo
desde
entonces
fue rodado

era
primavera

era
domingo

era
un mundo
extraño

y era
el comienzo
de una
bella
amistad


Vicente Muñoz Álvarez

Autorretrato by Jul

VENUS

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pincha & videa

lunes, 20 de julio de 2009

JACK KEROUAC: La terapia del camino.


Soñé que yo era Jack & Neal se agitaba frenético sobre el volante a cien por hora riéndose & gritando: sabemos cómo es el tiempo & sabemos que todo va realmente bien, mientras fumábamos & bebíamos & los campos se deslizaban lánguindamente en la llanura como lagartos verdes bajo el sol. Soñé que yo era Jack & latía en mi pobre corazón toda su pena & mis lágrimas iban llenando una petaca de cuero para Neal, que apuntaba con su cigarro de yerba a las colinas. Entonces vimos por el retrovisor de nuestro coche al Capitán América en su moto & después a un toro & a un torero & a un hombre que se arrancaba los dedos de los pies con dos tenazas. Mientras el sol se desangraba sobre el ruedo & el viejo Bill disparaba con su rifle a las palomas & Neal seguía gritando: sabemos cómo es el tiempo y sabemos que todo va realmente bien.

V.M.A.

Si existe un libro que represente hasta sus últimas consecuencias el espíritu de la llamada Generación Beat, ese libro es, sin duda alguna, En el camino, de Jack Kerouac. Sobre él se han escrito ya ríos de tinta, más aún en un tiempo como el que vivimos, que parece no dejar muchas más alternativas a los jóvenes que las propuestas cincuenta años atrás por Jack y Neal. Una generación que, en palabras de Allen Ginsberg, tuvo como fin oponerse a la mecanización de las almas, no puede estar, efectivamente, demasiado alejada de la que actualmente vivimos, regida por la competitividad y el tecnicismo y aquejada de una total falta de espíritu. De ahí, supongo, el creciente intererés que suscita todo lo relacionado con los beat.

Desarraigados, desmotivados, inconformistas, golpeados, reaccionarios, los beatniks encarnaron a mediados del pasado siglo los compromisos más transgresores de su generación. Fueron, por decirlo de algún modo, los chicos malos del Tío Sam, los alcohólicos, los noctámbuos, los subversivos, los hijos del asfalto que, incapaces de realizarse en una sociedad como la norteamericana, poetizaron para resarcirse su lado más oscuro. Pero, a diferencia de otros muchos, lo hicieron desde dentro, desde su propia piel, consecuentes en sus vidas con los postulados de su obra: el escapismo mediante las drogas, el budismo zen, la desconexión de la moral burguesa y la concepción de la escritura como un acto de creación espontáneo (entroncando así con la improvisación del jazz y el bop).
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Y todo ello, al menos en gran parte, por mediación de Jack Kerouac y su novela On the road, manifiesto y biblia indiscutible de los beat.
¿Cuáles son, pues, los distintivos de este libro? ¿Qué claves contiene? ¿Qué le hace exclusivo, hasta el punto de eclipsar obras mejores de su autor?
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El argumento es bien sencillo: Sal Paradise (Jack Kerouac), tras una crisis personal (algo relacionado con la sensación de que todo había muerto), conoce a Dean Moriarty (Neal Cassady) y emprende con él un viaje sin rumbo por todo el continente americano buscando sexo, droga y diversión. Punto final.
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Pero En el camino es más que eso: el retrato de una juventud en vías de desintegración moral que indaga desesperadamente en los vacíos de su identidad. La carretera no es más que una metáfora, un viaje hacia la más confusa oscuridad del ser. Y el recorrido caótico de Jack y Neal, su peregrinación, una especie de búsqueda evolucionada del Santo Grial.

Lo demás, en el fondo, son excusas, decorados, trucos contextuales.
En tal sentido, En el camino es una novela existencial, su motivación de fondo es la misma naúsea que describe Sartre, esa fatiga de estar vivo que para los hipsters redime sólo el movimiento. Con lo cual, desde ese punto de vista, la carretera simboliza una terapia, una cura milagrosa frente al tedio.
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No es de extrañar, por todo lo dicho, que ante premisas de esta índole la novela conectara (y siga conectando) muy especialmente con los jóvenes, sumidos por naturaleza en un perpetuo conflicto de valores y metas.
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Con todo, On the road no es la mejor novela de Kerouac (ni posiblemente Kerouac el más brillante de los beatniks). Carece de la desoladora fuerza emotiva de Los subterráneos, de la intensidad de Los vagabundos del Dharma, o de ese estilo jazzistico y sincopado de Visiones de Cody, que le consagró como heredero literario de Charlie Bird Parker. Su magnetismo reside en su espontaneidad, en su aparente sencillez, en su clarividencia: esa fluidez al describir estados anímicos y sentimientos que ningún otro escritor de su generación logró plasmar con tanto acierto, esa beatitud de espíritu para transformar sensaciones en palabras que sólo Jack Kerouac supo alcanzar.
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El 21 de octubre de 1969, después de haber recorrido no pocos caminos y amanainado el temporal de mil resacas, Kerouac murió a causa de una hemorragia interna. Dejaba a su espalda algunos libros inmortales, la semilla de una revolución cultural incipiente y una biografía de leyenda. Aunque la crítica aseguró que se trataba de una moda pasajera.
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Hoy, cincuenta años después de su publicación, En el camino es uno de los libros más leídos y admirados en las Universidades de habla inglesa, y el nombre de su autor figura en la lista de los escritores norteamericanos más importantes del pasado siglo.

Una vez más, afortunadamente, los críticos de la época se equivocaron.


Vicente Muñoz Álvarez, de El tiempo de los asesinos.

sábado, 18 de julio de 2009

THE OTHER



Robert Mulligan filmó en 1972 El otro (The other), una joya del séptimo arte poética y atemporal, sugerente y hermética, a caballo entre el cine de suspense y terror, el drama psicológico y el cuento de hadas, que sigue fascinando décadas después por su inquietante poder de seducción. Dos hermanos gemelos, una abuela con extraños poderes y un juego que cobra un cariz macabro... Con estas premisas Mulligan construye un poderoso y sorprendente entramado (adaptando a la pantalla grande una novela de Tom Tryon) que nos sumerge en los más profundos abismos de la mente infantil y que nos conduce sabiamente y sin estridencia alguna a las puertas del mismísimo infierno. Redonda, desasosegante y malsana, e imprescindible en mi videoteca. v


The Other Trailer in You Tube:

http://www.youtube.com/watch?v=HMmMqWkudgA

jueves, 16 de julio de 2009

CORAZÓN DE LLUVIA




Uve murió una noche alcoholizado por la lluvia.
Uve pensó: por la boca muere el pez.
Y se ahogó bebiendo lluvia.

Pobre Uve tragalalluvia, Uve de traje oscuro,
que a nadie dijo adiós.

Se le veía siempre triste en su despacho,
con la gabardina chorreando
y el paraguas abierto en una esquina.
Decían que era un tipo extraño, Uve,
adusto solitario introvertido.
Que sus tripas sonaban como a lluvia
que miraba de soslayo
que al caminar dejaba charcos
que atraía siempre el temporal.

Pobre Uve de traje oscuro,
asomado a la ventana con su calva imán de lluvia.

¿Qué no hubiera hecho por ver brillar el sol?

Soñaba que se cortaba las venas
y su sangre era de lluvia
que su semen germinaba
en un monstruo de lluvia
que sus manos su nariz
y hasta su corazón eran de lluvia.

Pobre Uve tragalalluvia, de iris encharcados,
de ojos de musgo y de rocío.


Se fue como la espuma,
como el fracaso como el viento,
con su maletín negro de lluvia
y el secreto de su pena dentro

sin decir a nadie adiós.

Salió una noche de su casa
alzó la vista al cielo
y se ahogó bebiendo lluvia.

Buscando su destino

perdiéndose en las nubes


sin ver brillar el sol.


Vicente Muñoz Álvarez, de Parnaso en llamas (Baile del sol, 2006).


Collage sobre Camiseta by Bulgarcita Pingos. De la Exposición Arañados Signos, en paralelo a Versátil.es IV Festival de la Palabra. Valladolid, 2009.

Photo (lectura en el Bar la Curva) by
Tormenta.

lunes, 13 de julio de 2009

23 PANDORAS EN MÁLAGA: Vídeo Centro Andaluz de las Letras.





Pinchando sobre este enlace podéis acceder a la sala de vídeos del Centro Andaluz de las Letras, y desde ahí, directamente, al que se rodó con motivo de la presentación de 23 Pandoras en Málaga, el día 25 del pasado mes de mayo
(esperad unos segundos, al pulsar el play, hasta que cargue el programa).

Isabel Pérez Montalbán, María Eloy García, Isabel Bono, Déborah Vukusic y Vicente Muñoz Álvarez nos hablan de la antología y recitan a continuación poemas del libro.

Que lo disfrutéis:
v

En el ciclo Últimas noticias de la poesía.
Presentación de la antología
"23 pandoras. Poesía alternativa española".
Duración: 54 Minutos
Canal: Centro Andaluz de las Letras
Categoría: Literatura

sábado, 11 de julio de 2009

CRAVAN vs CRAVAN

El nuevo cine documental va ganando cada día adeptos y proponiendo al espectador productos de una fuerza y originalidad sorprendentes. Varias de las mejores películas que he videado en los últimos tiempos se presentan bajo esta etiqueta de perfiles cada vez más difusos: Grizzly Man, de Werner Herzog, Atrapados en el hielo, de George Butler, Aro Tobulkin, de Agustí Villalonga o Touching the void, de Kevin Macdonald, todas ellas, cada una en su línea, geniales, escalofriantes y estremecedoras. Pero quizás, por su temática y mensaje cifrado, la mejor propuesta de este nuevo cine documental que se me ocurre para este sábado soleado en la Tierra es Cravan vs. Cravan, de Isaki Lacuesta, que reconstruye con un personalísimo sello y una mixtura ejemplar de influencias y estilos la enigmática vida de Arthur Cravan, poeta y boxeador, sobrino de Oscar Wilde y personaje excéntrico y transgresor donde existan... Entrevistas, fotogramas, recortes, filmaciones, textos, realidad y ficción se entrecruzan en este magnífico largometraje, que destila el aroma subversivo de las vanguardias de incios del pasado siglo y la atmósfera frívola y dorada de la Barcelona de entreguerras, y que desazona, fascina e inquieta a medida que el propio Cravan, inexorablemente, se acerca a su fin...
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Que la disfrutéis:

v

Le Diablo Mariachi Videoclip en Cravan vs Cravan

http://www.youtube.com/watch?v=GK4dIqS5Xm4

miércoles, 8 de julio de 2009

STONEHEART


¿Cómo
transformar
mi corazón
robado
en piedra?

La fórmula
mágica

eres tú.


Vicente Muñoz Álvarez,
de Animales Perdidos
(inédito).
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Lienzo de Medusa
by Arnold Bocklin

lunes, 6 de julio de 2009

LOS QUE VIENEN DETRÁS según Ángel González.

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Los que vienen detrás, empujan; y lo hacen fuerte y metódicamente, desde el principio de los tiempos. El animal que hay en mí. En este caso tú: Vicente Muñoz. Tú que vives y reinas entre los negociados del calzado porque te torciste con acierto, que estuviste a punto de ser víctima cuando aquel tipo vio cómo os besabais, tú que vives entre los bares donde se vende y se compra y también se hace: POESÍA. La transacción. Sed contra Silencio. Oficio contra El Sistema. Enquistado. Carcinómico. Es justicia que se cuente; que los niños no encuentren el odio de la jeringuilla dentro de los coches abandonados, que no lo copien de la tele. Que, en definitiva, cuando el ocaso se cierna sobre cualquiera de nosotros, seamos felices en la soledad y en la pareja; en el sexo de los ricos rozándose contra los desgastados. Los que no tienen más que soledad. Hay que joderse lo que vale todo. Y cuánto hay que pagar por vivir. Vivir de esta forma, porque en la penumbra es otra cosa.

Yo, ya huelo el agua del pozo, por poner un ejemplo. Pero también Ego, me equivoco. Es humano, demasiado humano y aquí no vale la filosofía del martillo porque esto es real. El golpe se da en la cabeza…, y cómo suena: suena a suciedad, suena a Hombre y no lo entendemos. El tiempo corre en nuestra contra por marginales, anormales, chivos expiatorios. Vi tu sonrisa en los labios mientras ocurría aquello de la denuncia. Yo acuso. Estamos empezando a ver la luz al final del túnel. A lo mejor estamos ya muertos. O en la Gloria, Vicente. En la Gloria.

Ángel González González

http://angelgonzalezgonzalezpoeta.blogspot.com/


Los que vienen detrás y otros relatos

Vicente Muñoz Álvarez. Ilustraciones de Miguel Ángel Martín. Prólogo de Hernán Migoya (Dvd Ediciones, 2002).

http://www.dvdediciones.com/firmas_vmunoz.html

miércoles, 1 de julio de 2009

MI VIDA EN LA PENUMBRA: POÉTICA DE LA IMAGINACIÓN by Adriana Bañares.




Que los libros, nuestros libros, todos los libros, una vez editados, son independientes y tienen (como un Frankenstein moderno) autonomía y vida propia, ya lo sabemos, pero que den tantas y tan curiosas y extrañas vueltas, no deja de sorprenderme a diario...

Ayer noche recibía de mi amiga Adriana, La Niña de las Naranjas, un mail que comenzaba así:

Hola Vicente!

Para la asignatura
Poética de la imaginación (¿a que suena bien?) tengo que entregar el análisis de un texto a mi elección en la Universidad, y he elegido tu relato Mi vida en la penumbra...


El análisis al que alude Adriana (sobrada siempre de talento y vísceras), es un estudio en profundidad sobre el relato que da título a mi último libro y a este blog, Mi vida en la penumbra (
Eclipsados, 2008), que, desde mi punto de vista, es para quitarse el sombrero...

Uno escribe lo que siente, lo que vive y sueña, lo que sufre, lo que piensa y anhela, y los demás después lo interpretan a su modo y manera...

Y esas interpretaciones pueden ser tan sorprendentes y reveladoras como la de Adriana, que no me resisto ahora a transcribiros completa (es extensa, pero, os lo aseguro, merece la pena).


Este es el relato en cuestión:


La habitación es larga y estrecha, oscura y de paredes altas. Sólo hay una ventana que apenas filtra luz, así que casi siempre está en penumbra. A él le gusta así: reptar entre las sombras sorteando los muñecos de peluche hasta alcanzarme.

Su caja está junto a la puerta, en el extremo opuesto a mi butaca. Una caja oblonga de madera llena de papeles de periódico arrugados.

Cada mañana el guardián abre la puerta, cambia el agua y los papeles, me pone en el brazo una inyección, examina el estado de mis llagas y se va, cerrando con llave de nuevo la puerta al salir.

Así durante todos estos meses.

Enfrente de la caja, al lado izquierdo de la puerta, está el cuerpo de Jose. A él, como a mí, le ataron con correas de cuero al respaldo de un sillón, pero a él no le inyectaron suero y se deshidrató a los pocos días. Su cuerpo empezó a pudrirse entre las cinchas y él sorbió sus fluidos hasta secarle por completo. Deslizaba su lengua sobre su piel muy lentamente, saboreando como en trance su descomposición, y después se me acercaba a rastras y se quedaba observándome durante horas mientras acariciaba lentamente a sus muñecos.

Por las mañanas, después de la inyección, espera frente a la butaca hasta que mi cuerpo expulsa el suero y se precipita sobre mis piernas mojadas, sorbiendo cada gota ávidamente. Después lame extasiado mis heridas, penetrando con su lengua en cada pliegue y evitando así que supure la infección. Las llagas de los tobillos, del estómago y los brazos.

Su cuerpo es blanco y lampiño, extremadamente delgado, y sus ojos de un tono azul muy claro. Se arrastra desnudo sobre las manos y los codos por el cuarto y a veces, sin motivo aparente, se detiene y se queda absorto oliendo el aire, como si percibiera algún aroma extraño en la atmósfera viciada de la habitación.

No tiene genitales. Su tronco termina en una especie de muñón grisáceo, anudado a escasos centímetros del ombligo, de cuyo extremo sobresalen dos tubitos de plástico rosado. Aunque hace siempre sus necesidades en la caja, a cuyo interior accede por una trampilla batiente. Se escucha entonces el chasquido de sus líquidos sobre el papel y una especie de rugido de tripas sibilante.

El guardián apenas le hace caso. Cuando entra en la habitación, él sale de la caja y se acurruca en una esquina, observándole con los brazos cruzados alrededor del pecho.

El guardián, embozado y vestido siempre de negro, cambia los papeles y renueva cuidadosamente el agua. Después me inyecta el suero y comprueba la evolución de las llagas que las cinchas me hacen en la piel. Y a continuación se va, cerrando la puerta de metal con llave al salir. Él, entonces, repta despacio hasta alcanzar mis piernas y espera impaciente que fluya de entre mis muslos su alimento.

El suelo del cuarto está lleno de muñecos de peluche. Los hay de todos los colores y tamaños. A menudo él los recoge y los lame con dulzura. Entorna los ojos y pasa con ellos muchas horas, limpiándoles con su lengua, hasta que se acuerda súbitamente de mí y viene reptando a acariciarme la cara con sus dedos blancos, introduciéndomelos en la boca y el sexo y saboreando en pleno éxtasis mis flujos.

Nada más llegar aquí, el guardián me introdujo unas tijeras curvadas en la boca y me cortó la lengua. Supongo que para evitar los gritos. Aunque tampoco él habla nunca. No sé si porque, como yo, no puede, o porque realmente no desea hacerlo. Los dos somos en parte víctimas, chivos expiatorios, y hacemos lo posible por sobrellevar la situación. Aunque a veces no pueda reprimir la náusea. Sobre todo cuando, después de lustrar la piel de Jose, viene con su aliento acre a entrar en mí. Creo que él no capta eso. O no puede evitarlo. Introduce su lengua agria en mi boca y durante algunos minutos sorbe mi saliva, llenándome por dentro de ese hedor. Cuestión pura de instintos.

Ninguno de los dos sabe qué hacemos aquí y por qué razón prolongan sin sentido aparente nuestras vidas. Y sospecho que el guardián es sólo otro instrumento. Un engranaje más del juego.

Esta habitación es el principio y fin de todo. Y las horas en su penumbra discurren muy despacio.


Y esta es, ni más ni menos, su interpretación & análisis:


Me dispongo a analizar el relato Mi Vida En La Penumbra, de Vicente Muñoz Álvarez, incluido en su libro homónimo (Editorial Eclipsados, 2008), basándome en el esquema de la clasificación de los símbolos de Gilbert Durand y lo estudiado durante el curso en la asignatura Poética de la Imaginación, impartida por Alfonso Martín:

La habitación es larga y estrecha, oscura y de paredes altas. Sólo hay una ventana que apenas filtra luz, así que casi siempre está en penumbra. A él le gusta así: reptar entre las sombras sorteando los muñecos de peluche hasta alcanzarme.

En un primer momento puede parecernos que este fragmento pertenece al régimen diurno, ya que el escenario de la acción se nos presenta de paredes altas, lo cual nos remite a una verticalización ascendente. Pero el hecho de que se trate de una habitación estrecha y en penumbra, nos indica que estamos más cerca del régimen nocturno. A mí personalmente me sugiere acurrucamiento, ya que se trata de una habitación tan estrecha que fácilmente podría asociarse con el seno materno. Aunque el hecho de que esté sumida en la oscuridad (noche) podría situarnos en un descenso.

En cualquier caso, no cabe duda de que hablamos de un texto relacionado con el reflejo digestivo.

El personaje que se presenta reptando, podría calificarse como un símbolo, dentro del régimen diurno y de los rostros del tiempo, catamorfo, pues su continua situación cercana al suelo (tierra) está relacionada con la caída. Es inevitable compararlo con una serpiente, la cual es considerada, como hemos visto durante el curso, un símbolo contradictorio en sí mismo, ya que adquiere multitud de significaciones: es el símbolo triple de la transformación temporal, de la fecundidad y de la perennidad. Es guardián de la perennidad y de la muerte. La serpiente, por vivir bajo tierra (en este sentido nuestro personaje vive arrastrado en ella) oculta el espíritu de los muertos y posee los secretos del tiempo y la muerte.

A mi entender, este personaje inquietante que repta por la habitación y que trae, a su vez, reminiscencias de la infancia (gatea, juguetea con muñecos) tiene un claro significado temporal, y es quien recuerda al protagonista y narrador de esta historia, la finitud de su vida, su bajeza y su desgraciado destino. En este sentido no estaríamos hablando de un símbolo catamorfo, sino de un símbolo cíclico (dominante sexual), dentro del régimen nocturno. Por otro lado, la caída se relaciona con otros elementos del Régimen Diurno como la rapidez del movimiento o la oscuridad.

Cada mañana, el guardián abre la puerta, cambia el agua y los papeles, me pone en el brazo una inyección, examina el estado de mis llagas y se va, cerrando con llave de nuevo la puerta al salir.

Nos encontramos ante una situación cíclica, lo que nos indica haber pasado a la dominante sexual, dentro del régimen nocturno.

La caja del personaje que repta, como continente que es, es un símbolo de la intimidad (dominante digestiva). La inyección que el guardián pone al protagonista, también podría verse como un símbolo de la dominante digestiva, si lo entendemos como alimento. Es más, el hecho de que los dos personajes que habitan en la habitación sean cuidados por un guardián, da a ésta un sentido de cuna y a la vez de sepulcro, obviamente, y, por tanto, estaríamos hablando de otro símbolo de la identidad dentro de la dominante digestiva.

Por otro lado, la figura del guardián puede tener relación con el guardián del infierno de la cultura grecorromana: Cancerbero, y, por tanto, está directamente relacionado con la muerte. Este símbolo sería pues teriomorfo. Pero esto tendría mayor sentido si consideráramos que los protagonistas de este relato son animales y no personas.

Como hemos visto durante el curso, el simbolismo animal inspira el terror ante el cambio y ante la muerte. El animal como ser que huye pero no puede, así como también puede ser quien devora (guardián). Por tanto vemos que el guardián, asociado a la monstruosidad animal, es un claro símbolo teriomorfo.

No así ocurriría con el protagonista del relato, que más bien sería un símbolo nictomorfo, ya que estos símbolos son aquellos al terror a la oscuridad.

De hecho vemos cómo todo el relato, cuya acción se desarrolla expresamente en la penumbra, causa o pretende causar en el lector una sensación de angustia o depresión (las tinieblas son el espacio de toda agitación, y representan el temor al paso del tiempo).

Enfrente de la caja, al lado izquierdo de la puerta, está el cuerpo de Jose. A él, como a mí le ataron con correas de cuero al respaldo de un sillón, pero a él no le inyectaron suero y se deshidrató a los pocos días. Su cuerpo empezó a pudrirse entre las cinchas y él sorbió sus fluidos hasta secarle por completo. Deslizaba su lengua sobre su piel muy lentamente, saboreando como en trance su descomposición, y después se me acercaba a rastras y se quedaba observándome durante horas mientras acariciaba lentamente sus muñecos.

Ahora se nos presenta a un cuarto personaje, Jose, en forma de cadáver. Éste representa la muerte, pero también la vida, pues sirve de alimento para el personaje que repta. Una vez más este personaje nos trae reminiscencias a la infancia, en esta ocasión, a la etapa lactante: El cadáver como una madre de cuya leche se alimenta el niño. En cualquier caso, hablamos de un alimento, relacionado entonces con el carácter digestivo del Régimen Nocturno.

Por las mañanas, después de la inyección, espera frente a la butaca hasta que mi cuerpo expulsa el suero y se precipita sobre mis piernas mojadas, sorbiendo cada gota ávidamente. Después lame extasiado mis heridas, penetrando con su lengua en cada pliegue y evitando así que supure la infección. Las llagas de los tobillos, del estómago y los brazos.

El comienzo de este fragmento, al situarnos en la mañana, podría sugerirnos símbolos espectaculares (luz, sol…) si no fuera porque desde el comienzo del relato el protagonista nos dice que la habitación en la que se encuentran y de la cual no pueden escapar (tumba, sepulcro… símbolos de la intimidad) está sumida en las tinieblas.

Aquí se repite la idea de alimento del párrafo anterior. Pero aquí vemos dos diferencias significativas: la madre está viva y la acción del niño no se limita a alimentarse, sino a curar las heridas del protagonista.

Pero no hablamos de leche, hablamos de excremento, también un símbolo de la intimidad. Y, aunque el Régimen Diurno lo ve como un símbolo abominable de la caída, el Régimen Nocturno lo valoriza.

Su cuerpo es blanco y lampiño, extremadamente delgado, y sus ojos de un tono azul muy claro. Se arrastra desnudo sobre las manos y los codos por el cuarto y a veces, sin motivo aparente, se detiene y se queda absorto oliendo el aire, como si percibiera algún aroma extraño en la atmósfera viciada de la habitación.

No tiene genitales. Su tronco termina en una especie de muñón grisáceo, anudado a escasos centímetros del ombligo, de cuyo extremo sobresalen dos tubitos de plástico rosado. Aunque hace siempre sus necesidades en la caja, a cuyo interior accede por una trampilla batiente. Se escucha entonces el chasquido de sus líquidos sobre el papel y una especie de rugido de tripas sibilante.

Con esta descripción se nos revela la razón por la cual ese personaje repta. Estamos ante un monstruo, mitad animal (¿u hombre?), mitad máquina. Como ya he mencionado anteriormente, considero que este personaje es un símbolo catamorfo. Ahora, tras esta descripción, vemos que además en su ser están muy vinculados los aspectos digestivo y sexual. El aspecto digestivo, con ese vientre mutilado y la repugnancia extraordinaria que supone su manera de hacer sus necesidades, se ve contrarrestado con la falta de genitales, característica que implica inevitablemente la abstinencia y la castidad y, en el fondo, un sentido de pureza, pues las prácticas de mutilación son prácticas de purificación. Claros ejemplos de esto son los ritos de purificación como la circuncisión y la ablación del clítoris, cuya función es la separación de lo masculino y lo femenino.

El guardián apenas le hace caso. Cuando entra en la habitación, él sale de la caja y se acurruca en una esquina, observándole con los brazos cruzados alrededor del pecho.

El guardián, embozado y vestido siempre de negro, cambia los papeles y renueva cuidadosamente el agua. Después me inyecta el suero y comprueba la evolución de las llagas que las cinchas me hacen en la piel. Y a continuación se va, cerrando la puerta de metal con llave al salir. Él, entonces, repta despacio hasta alcanzar mis piernas y espera impaciente que fluya de entre mis muslos su alimento.

Una vez más se repite la historia, como cada día en la habitación de la penumbra, dotando al relato, con este claro carácter cíclico, de una Dominante Sexual (Régimen Copulativo).

Ahora sabemos algo más del guardián: viste de negro. Este color siempre se ha valorado de forma negativa: El diablo, por ejemplo, casi siempre es representado de negro, u oculta alguna negrura. La negrura, junto a las tinieblas y la oscuridad, se asocian a los símbolos nictomorfos de los rostros del tiempo (régimen diurno), así como el agua sucia, que el guardián se encarga de cambiar en un acto de purificación.

Es, por otro lado, la segunda vez que se nos presenta el personaje mutilado como expectante, observando fijamente. La mirada y el ojo, por ser éste el órgano capacitado para apreciar la luz, están relacionados con el sol y la luz y, por extensión, a los símbolos espectaculares (el cetro y la espada, dentro del régimen diurno), pero este relato y la acción que relata están muy lejos de la luz. Aunque sí es cierto que el sentido de la visión sirve para determinar la posición en el espacio y el equilibrio, y eso sí que parece estar relacionado con el personaje mutilado, que sabe muy bien cuál es su sitio dentro de la habitación y tiene autonomía para moverse por ella (al contrario del protagonista, que se encuentra atado a una silla) e incluso para observar de una manera casi desafiante (con los brazos cruzados) al guardián.

Vuelve el carácter cíclico de la digestión: al protagonista se le alimenta con suero y de su orina se ha de alimentar el otro personaje. De hecho en este pasaje vemos cómo a la orina del protagonista se la considera directamente el alimento del otro personaje.

El suelo del cuarto está lleno de muñecos de peluche. Los hay de todos los colores y tamaños. A menudo él los recoge y los lame con dulzura. Entorna los ojos y pasa con ellos muchas horas, limpiándoles con su lengua, hasta que se acuerda súbitamente de mí y viene reptando a acariciarme la cara con sus dedos blancos, introduciéndolos en la boca y el sexo y saboreando en pleno éxtasis mis flujos.

Personalmente, este pasaje me sugiere un símil con respecto a la vida y el paso de la infancia a la edad adulta. Como ya hiciera anteriormente, el personaje que repta, con su relación infantil con los peluches, su forma de alimentarse (depende directamente de otro, como el niño de la madre) y su curiosidad y avidez de observarlo todo, a parte de su descaro infantil, tiene grandes semejanzas con la idea de cría o niño. En este pasaje vemos cómo pasa del juego al interés sexual. Este despertar nace del personaje como si se tratara de un acto creativo al cual ha llegado a través del paso del tiempo (aunque se trate de una forma metafórica). Pero aquí la sexualidad no es cosa de dos, sino de uno sólo, y además se trata de un acto de experimentación o de observación: de descubrimiento, más que de placer. Es un acto, por otro lado, cíclico, ya que según lo relata el protagonista, es algo que ocurre siempre y de la misma manera.

Nada más llegar aquí, el guardián me introdujo unas tijeras curvadas en la boca y me cortó la lengua. Supongo que para evitar los gritos. Aunque tampoco él habla nunca. No sé si porque, como yo, no puede, o porque realmente no desea hacerlo. Los dos somos en parte víctimas, chivos expiatorios, y hacemos lo posible por sobrellevar la situación. Aunque a veces no pueda reprimir la náusea. Sobre todo cuando, después de lustrar la piel de Jose, viene con su aliento acre a entrar en mí. Creo que él no capta eso. O no puede evitarlo. Introduce su lengua agria en mi boca y durante algunos minutos sorbe mi saliva, llenándome por dentro de ese hedor. Cuestión pura de instintos.

La palabra, entendida como la facultad del habla, propia del ser humano, en los evangelios se relaciona con la luz, y también con la Omnipotencia. El lenguaje, por ser lo que diferencia al hombre del resto de los animales, es visto como un medio mágico o de poder. De modo que, viendo la palabra como arma, hablamos de un símbolo espectacular. Al protagonista de este relato se le despoja de esta capacidad (y por lo tanto, de este arma) mediante una ablación, que, como he mencionado anteriormente, se trataría de una técnica de purificación (símbolo diairético).

El otro personaje, aunque no carece de lengua, tampoco habla (no sabemos si porque no puede o porque no quiere), lo que nos lleva a deducir que la habitación está siempre en silencio. Este personaje sólo utiliza la lengua con el fin de alimentarse (y de limpiar a sus muñecos), y lo hace siempre de lo único que tiene: sus compañeros de celda. En este caso, de la saliva del protagonista. Pero su comportamiento tiene un trasfondo libidinoso también. Una pulsión que el protagonista repudia, aunque no pueda hacer nada por evitarla. Este tipo de energía libidinal es propia del Régimen Diurno.

El hecho además de que repte y no mastique, sino que sólo lame, lo sitúa cerca de la idea de serpiente, como el animal que devora sin masticar.

Ninguno de los dos sabe qué hacemos aquí y por qué razón prolongan sin sentido aparente nuestras vidas. Y sospecho que el guardián es sólo otro instrumento. Un engranaje más del juego.

Esta habitación es el principio y fin de todo. Y las horas en su penumbra discurren muy despacio.

En definitiva nos encontramos ante un relato de encajonamiento temporal, pero también espacial. Se trata de una habitación que hace las veces de tumba, y dentro de la cual se repiten una y otra vez los mismos patrones de comportamiento en los diferentes personajes. Es un símil de la vida, de la carencia de libertad, de la impotencia y de la espera desesperada del fin de una vida que ya no sirve para nada.


Adriana Bañares, Awixumayita, sobre un relato de Vicente Muñoz Álvarez.

Fotomontajes de Awi & Vic by Vara.
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Lo dicho, Awi:
para quitarse
el sombrero.
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Thanks & Kisses
v

THE KNACKS


Me siento mal & Deprimido

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